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Aparcamientos, la guinda

Hay quien dice todavía que el Ayuntamiento de Sevilla empezó la casa por el tejado a la hora de abordar el estratégico proyecto de peatonalizar el centro histórico. No es verdad. Insisten los mismos en que antes de poner a miles de conductores a caminar por la ciudad se les debería haber ofrecido una alternativa para dejar sus coches.

el 14 sep 2009 / 23:26 h.

Hay quien dice todavía que el Ayuntamiento de Sevilla empezó la casa por el tejado a la hora de abordar el estratégico proyecto de peatonalizar el centro histórico. No es verdad. Insisten los mismos en que antes de poner a miles de conductores a caminar por la ciudad se les debería haber ofrecido una alternativa para dejar sus coches. La reflexión parece sensata sobre el papel, pero no tiene en cuenta las circunstancias tan particulares que tuvo aquel proyecto en Sevilla y la rapidez con la que debió ejecutarse, empujado por limitaciones totalmente ajenas a una obra de esa envergadura. Por suerte, todos los obstáculos se superaron y la peatonalización, celebrada por la aplastante mayoría de ciudadanos, ya es un hecho. Pero ha llegado el momento de poner la guinda a este histórico pastel. Y ésta no será posible hasta que los diez mil aparcamientos disuasorios que ahora anuncia el Ayuntamiento estén abiertos a todas las personas que cada día se acercan a Sevilla en coche por motivos laborales o de ocio. Los responsables municipales no deben perder ni un sólo minuto y empezar a trabajar para evitar más problemas con sectores económicos de la ciudad especialmente sensibles y con esos ciudadanos que pueden seguir viendo la peatonalización más como un problema que como una solución por la complicación de aparcar su vehículo. Ha llegado el momento de pensar también en el coche para evitar los últimos traumas en el centro de la ciudad. E igual que se batió con éxito una marca imposible, para acabar a tiempo el proyecto doble de la peatonalización y el tranvía, sería muy oportuno poner en marcha con parecida rapidez la construcción de esos garajes prometidos. Este asunto no admite más promesas incumplidas ni desafíos que se olvidan. Únicamente su visualización por el ciudadano en el menor tiempo posible será capaz de rematar de golpe el proyecto más valiente, necesario y moderno que se ha realizado en Sevilla desde la Expo 92. El nuevo reto también merece la pena y da respuesta a un justificado clamor popular. Manos a la obra.

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