Deportes

Aperitivo familiar en Nervión

Espectacular ambiente en el Sánchez-Pizjuán. Multitud de niños se dieron cita en el campo, donde acudió un invitado muy especial para la afición: Rakitic.

el 06 oct 2014 / 09:31 h.

El Sevilla goleó al Deportivo en el Sánchez Pizjuán. Foto: Manu Gómez El Sevilla goleó al Deportivo en el Sánchez Pizjuán. Foto: Manu Gómez. ¡Qué espectáculo es el fútbol a mediodía! No hay otra definición. Sevilla, 5 de octubre, más de 30 grados a esa hora... Todos esos ingredientes posibilitaron que el coliseo nervionense presentara un aspecto impresionante. Desde un par de horas antes se podía ver gente en los aledaños del Sánchez-Pizjuán. Era el día del niño. Ya está bien de los horarios prime time para los noctámbulos y amantes del sillon-ball. El deporte del fútbol es –sobre todo para esta ciudad– una religión que va pasando de generación en generación. Y la única forma de transmitirlo es pudiendo acercar a los más jóvenes a los estadios. Con horarios así no hay problema. Y el espectáculo gana en familiaridad, proximidad y amistad... Además, el rival también era propicio en dos aspectos. El primero es evidente: aficiones hermanadas. Desde hace muchos años los hinchas coruñeses y los sevillistas mantienen algo más que buenas relaciones. Sus dos grupos ultras (Biris Norte y Riazor Blues) comparten ideología y han hecho piña en los buenos y malos momentos de las dos entidades. Por este motivo se pudo observar otro de los instantes  más significativos del deporte: mezcla de camisetas entre aficionados antes y después del encuentro. La demencia de muchos ha imposibilitado esta estampa en demasiadas ocasiones. Las absurdas disputas por motivos totalmente exógenos al balompédico han enturbiado demasiadas citas. La fiesta del fútbol no se debe ver contaminada por cuatro descerebrados. Desgraciadamente es así. El segundo de los aspectos que hizo del Deportivo un perfecto invitado en Nervión fue su propia candidez. Pocos partidos tendrá más fácil el Sevilla que el que vivió en la mañana de ayer en Nervión. Las ocasiones a favor del equipo de Emery se repetían, la afición vibraba y ya nadie recordaba lo que ocurrió en el Vicente Calderón. Por mucho que a los profesionales del fútbol les moleste, su disciplina deportiva no tiene pasado. Apenas se recuerda qué hizo un equipo hace dos semanas. Esa memoria asentada en el cortoplacismo provoca que los pitos se conviertan en aplausos, y viceversa. Unai podrá dormir  a pierna suelta durante el parón. Hasta que tenga que visitar el Martínez Valero tendrá tiempo de reposar lo sucedido en la última semana. El fútbol tiene estos picos y, como profesional que es, sabe entenderlos en todo su contexto. Para redondear la fiesta, como suele pasar en todas, hacía falta una sorpresa. Un regalo a los ojos en forma de ilustre invitado: Ivan Rakitic visitó el Sánchez-Pizjuán. El capitán que alzó al cielo de Turín la tercera Europa League acudió a uno de los palcos VIP del estadio junto a su mujer y su hija pequeña. Es evidente que el croata guarda demasiados lazos con la ciudad y cada vez que pueda aprovechará para visitar la que fue su casa. Un hogar que se va congraciando con sus nuevos ídolos. Aquí tampoco hay pasado, sólo presente. Rakitic ha dejado paso a Deulofeu, Denis, Banega... Y cómo no, Mbia. Justo antes de que el árbitro pitase el comienzo resonó el nombre del camerunés en el estadio. Un cántico premonitorio.

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