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Aprendamos

A estas alturas todos sabemos lo que pasa. Pocas veces una crisis económica se ha entendido tan bien y tan rápido. Los economistas, por una vez, no la han explicado a toro pasado, como ellos mismos definen su actividad, sino mientras se iban produciendo los acontecimientos que nos han llevado donde estamos.

el 15 sep 2009 / 18:22 h.

A estas alturas todos sabemos lo que pasa. Pocas veces una crisis económica se ha entendido tan bien y tan rápido. Los economistas, por una vez, no la han explicado a toro pasado, como ellos mismos definen su actividad, sino mientras se iban produciendo los acontecimientos que nos han llevado donde estamos. Más aún, parece que todos habían entendido la situación antes de que se produjera, pues las causas que la explican habían sido identificadas desde hacía tiempo. Crisis anunciada, y no precisamente por malos agoreros sino por gente enterada y atenta. Los excesos de los mercados financieros no eran precisamente discretos, como no lo eran los comportamientos de ciertos dirigentes empresariales. La burbuja inmobiliaria se veía en el paisaje y se notaba en nuestros peculios.

Y llevábamos décadas denunciando la fragilidad de nuestro empleo, por su temporalidad y por su concentración en ciertos sectores no precisamente competitivos. Todo se veía venir; y nos quedamos mirando mientras llegaba. Tiempo y medios hemos tenido para parar lo que se avecinaba, pero no hemos encontrado manera de actuar. Las causas de esto son discutibles, y seguramente la culpa es un poco de todos, que es como si no fuera de nadie. Pero además de culpables tiene que haber responsables, y aquí nadie parece serlo. Me preocupa un país que no es capaz de cambiar de rumbo cuando hace falta. Me asusta nuestro optimismo en el corto plazo, y ese focalizar los momentos buenos que nos hace perder la perspectiva de los problemas de nuestra economía. Me disgusta esa actitud de no tocar las cosas mientras parece que no se caen, en vez de consolidarlas.

España tiene problemas económicos serios, los tiene desde hace tiempo y desde hace tiempo se sabe. Y tiene el mayor problema que puede tener un país, el no entender la realidad y no saber identificar las cuestiones difíciles antes de que exploten. No ver la realidad o no querer verla. No saber reaccionar. No aprender. Nos hemos equivocado estos años, y no podemos permitirnos hacerlo más.

Por eso tenemos que aprender, de la crisis y de los años dorados que nos han llevado a ella. De nuestros errores de ahora, pero también de los de entonces.

Catedrático de Derecho del Trabajo. miguelrpr@ono.com

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