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Aprender chino, un juego de niños

En el IES Triana, 50 alumnos aprenden un idioma que sus padres consideran como la lengua del futuro

el 11 feb 2012 / 20:43 h.

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Li Juyang (o Serena), una profesora enviada por la Oficina de Promoción Internacional de la Lengua China Hanban, enseña las partes del cuerpo a sus alumnos del IES Triana

"Las letras son como símbolos y trazos", dice Víctor (10 años). "Es un poco más difícil que dibujar", cuenta Ana (9). "Mis padres quieren que aprenda chino para que cuando vayamos a un restaurante yo les pida la comida", relata Alicia (9). Todos coinciden en que "lo más difícil es escribirlo". Hoy tocan las partes del cuerpo: zul (boca), yonjing (ojo), erduo (oreja), jiao (nariz)... La seño, Li Juyang (se hace llamar Serena), comienza la lección en el patio. Ella se señala una parte del cuerpo y los alumnos gritan cómo se dice. Luego entran en el aula y aprenden a combinarlos con adjetivos como grande (da), pequeño (xiao), corto, largo... Y ya tenemos pequeñas frases.


Según Serena, el chino tiene mucho de "matemáticas". Con una base de mil palabras se pueden hacer múltiples combinaciones para defenderse. Eso sí, aprender los caracteres tiene su dificultad porque aunque los pictogramas evocan figuras que, con un poco de imaginación, se pueden relacionar con su significado (como el de persona, que representa una de perfil andando), un mismo símbolo puede tener varios sentidos.


Niños chinos adoptados o pequeños autóctonos cuyos padres son conscientes de que el futuro está en el país asiático son los dos perfiles del medio centenar de alumnos que estudian chino en el Instituto Triana gracias al convenio de colaboración entre la Consejería de Educación y la Oficina Nacional de Promoción Internacional de la Lengua China Hanban, que corre con los gastos del profesorado en una política de expansión de su cultura y su lengua por Europa.


Es la primera vez que el Hanban -una especie de Instituto Cervantes chino- trabaja directamente con una administración (hasta ahora tenía programas con universidades españolas). Para ello ha enviado a Andalucía a diez profesores becados como Serena, lo que permite ofrecer clases gratuitas como actividad extraescolar en todas las provincias. En el caso de Sevilla, se imparten en el Instituto Triana y en Sevilla Este para un centenar de alumnos de todos los centros públicos. En el Triana estudian 50. Hay dos grupos de alumnos de Primaria, uno de Secundaria y uno de adultos, formado en su mayoría por profesores y padres de alumnos.


La elección del IES Triana "no es casual". Su directora, Carmen Cabañero, presume de la tradición del centro en la enseñanza de idiomas. "Fuimos pioneros en el bilingüismo de francés y actualmente tenemos líneas plurilingües de inglés y francés".


Rocío Abia apuntó a su hija Julia (6 años), adoptada, "por dos motivos: para que esté más próxima a su cultura y porque creo que es una inversión para el futuro". A ella también le gustaría aprender "pero no tengo tiempo", aunque Julia le enseña "algunas cosas". Julia ya dio clases antes a través de la organización con la que tramitó la adopción, algo común. Siam, Alicia o Ana -también adoptados- ya habían estudiado chino antes. Sin embargo, para Víctor, Larisa o Lucía -que llega directamente de hacer karate con kimono y todo- sí es la primera vez, pero también fue iniciativa de sus padres, conscientes de que es un idioma cada vez más útil. Serena cuenta que igualmente cada vez más chinos estudian español. Los negocios entre China y Sudamérica son frecuentes y los intérpretes están muy bien pagados.

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