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Aprender ciencia y divertirse

La Casa de la Ciencia inaugura sus jornadas de divulgación para escolares

el 21 feb 2011 / 20:21 h.

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Durante el primer taller, los estudiantes realizaron experiencias relacionadas con los estados de la materia.

Ayer fue un día de escuela diferente para 70 niños de Villamanrique de la Condesa. Aprendieron como siempre, pero se divirtieron mucho más. ¿El motivo? Una excursión a la Casa de la Ciencia de Sevilla, en la que unos profesores muy especiales les enseñaron que realizar experimentos de química es cualquier cosa menos aburrido.


Lo que estos alumnos no sabían es que eran los primeros en poder disfrutar de esta lección tan especial. Inauguraron Planeta Ciencia, una iniciativa del CSIC que durante todo el curso recibirá a diversos colegios de la provincia. El objetivo: divulgar el conocimiento científico. O, como dijo el profesor Miguel Delibes durante la presentación, "enseñar a aquellos que aún mantienen intacta su curiosidad, la mayor virtud científica".


Planeta Ciencia consiste en un circuito de talleres, juegos y vistosos experimentos, "desarrollados acorde a los currículos escolares oficiales, de forma que sirvan como un refuerzo a los conocimientos recibidos en el centro", según explicó el pedagogo Germán Bernal, responsable de los contenidos.
Aunque de todo esto poco sabían los alumnos del San Pedro de Zuñiga, a los que ayer tocó la primera visita. Nada más llegar, primera sorpresa: la mismísima Marie Curie, doble Premio Nobel de física y química y pionera en el campo de la radioactividad, sería la encargada de enseñarles en su "propio" laboratorio. Acompañada por una excéntrica profesora, mostraron a los 70 niños presentes todo tipo de fenómenos químicos curiosos, para lo que se valieron de auténtico instrumental científico como microscopios, tubos de ensayo, pipetas, etc...
Los estudiantes, de 11 y 12 años, pudieron experimentar junto a "Curie" con los diferentes estados de la materia, viendo con sus propios ojos una sublimación -paso de sólido a gas-, o creando sustancias gelatinosas que no supieron identificar como líquidas o sólidas. Su profesor (el de verdad), de nombre Alejandro, se mostró convencido de que "ahora sí que no se les olvidaría la lección".


Tras este taller, en el que todos participaron con gran entusiasmo, se pasó a una segunda sala, en la que una piscina de bolas y unas canastas de baloncesto sirvieron para "jugar" a formar moléculas. Cada pelota, de un color y con la nomenclatura de un elemento químico, tenía que enlazarse con su compañera adecuada.


A continuación le tocó el turno a la tabla periódica, relacionada con el abecedario en un nuevo juego en el que los alumnos siguieron su aprendizaje.
Para terminar, el circuito desembocó en el espacio denominado "sensiquímica", centrado en las reacciones que diariamente se producen en el cuerpo humano. Con sustancias cotidianas, como vinagre o bicarbonato, los niños pudieron comprobar qué es un ácido o una base. Como indicador de acidez -elemento que cambia de color en función del PH de la sustancia con la que se mezcle-, las profesoras emplearon una col morada o lombarda.


En realidad cada taller es, además de un juego divertido para los escolares, una pequeña obra de teatro interactiva en la que los profesores son también personajes de la misma. Una fórmula que tiene vocación de continuidad, pues, como comenta Hector Garrido, coordinador de la Casa de la Ciencia, "la idea es que muy pronto estos talleres se establezcan también como actividad familiar, para que los niños visiten con sus padres la Casa los fines de semana". A lo que añade: "el objetivo es convertir este tipo de actividades de ciencia recreativa en una oferta permanente del centro, no sólo este curso".


Planeta Ciencia viene de la mano del año internacional de la química, que ha sido declarado el presente 2011 por la Unesco, con motivo del aniversario del Nobel concedido a Marie Curie en esta disciplina.

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