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Josep Renau (1907-1982) no sólo fue una figura determinante en la política cultural de su tiempo, sino también un artista de altura, políticamente comprometido y enormemente influyente. Una exposición en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) desvela desde el próximo martes las claves de su obra.
La muestra que llega ahora a Sevilla después de cosechar un gran éxito en Valencia y Madrid, comisariada por Jaime Brihuega, propone un recorrido histórico por las vicisitudes personales y artísticas de Renau, desde la etapa del chico republicano fascinado por el art decó que un buen día descubre que quiere trasladar ideas a través de su trabajo, al exilio en México, donde desarrollará una ingente tarea como muralista e ilustrador gráfico en revistas y carteles de cine, y en la República Democrática Alemana.
Entre una cosa y la otra, están el genial creador de carteles de propaganda bélica en plena Guerra Civil española, así como el autor de espectaculares fotomontajes que bien pueden ser considerados precursores del arte pop por venir, como los de su serie American way of life.
"Entre el realismo socialista que apoyaron los rusos y la abstracción por la que apostaba la CIA, Renau introdujo matices constructivos que resucitan temas de las vanguardias históricas, con cargas de profundidad también revolucionarias en el sentido estético", dice Brihuega, quien encuentra también en la obra de Renau una sobrecogedora actualidad. "Los temas que aquí se denuncian, la desigualdad, el maltrato a las mujeres, la opresión, el comercio de armas, no son historias del pasado, sino cuestiones vigentes que el arte ha perdido la capacidad de denunciar".
Los cuadros, dibujos, bocetos de murales, fotomontajes, carteles e ilustraciones que conforman la muestra Josep Renau, Compromiso y cultura, que permanecerán expuestos al público en el Monasterio de la Cartuja hasta el próximo 22 de junio, conservan "un fuerte aroma republicano y revolucionario", según el comisario, pero sobre todo el sello personalísimo de una figura artística fundamental de la España republicana, la Guerra Civil y el exilio.
"En el inmediato posfranquismo, llegó a abanderar las posiciones más progresistas, pero se lo comió la apiosonadora posmoderna, que lo redujo al papel de gran diseñador, por otra parte incuestionable", concluye Brihuega.
