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"Aquí se cultivan las hortalizas que los sevillanos comen al día siguiente"

Críspulo Alonso Fernández, presidente de la asociación de vecinos Zeppelín de Aeropuerto Viejo.

el 13 ene 2013 / 20:00 h.

Críspulo Alonso espera a que mejoren los servicios en el barrio sentado en la precaria parada del C6, consistente en una pila de ladrillos.

La Exposición Iberoamericana del 29 propició que un zepelín sobrevolara -y años más tarde aterrizara- en esta zona norte de Sevilla. De aquel sueño aeronáutico que quedó truncado en los terrenos del maestro Ignacio Sánchez Mejías nació la barriada que hoy conocemos con el nombre de Aeropuerto Viejo. La asociación vecinal tomó el nombre del famoso globo dirigible para tripular las quejas de un vecindario que ha tenido que esperar al siglo XXI para ver agua potable y alcantarillado en casi todos sus rincones.

-¿Cómo afronta el barrio el nuevo año? ¿Cuáles son los retos que se plantea?

-Los mismos que el año pasado, puesto que apenas se ha hecho nada, exceptuando algunas señalizaciones de carretera, una limpieza urgente del canal del Tamarguillo en octubre por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir para evitar inundaciones... pero seguimos todavía sin aceras. La gente va a coger el autobús por el bordillo de la carretera, y cuando llueve las orillas del firme se convierten en auténticos riachuelos. Continúan los problemas de reurbanización, pues hay calles que están sin luz. Lo hemos pedido al Ayuntamiento, y nos han prometido que lo harán con el presupuesto de este año.

-La movilidad es un problema constante en este barrio desde sus inicios...

-Sí, pero se va mejorando con el tiempo. Ahora de siete y media de la mañana a tres y media del mediodía tenemos el C6, el autobús de línea que une el Gordillo, Valdezorras, Aeropuerto Viejo, Pino Montano y San Jerónimo. Pero la primera vuelta del autobús de la mañana no entra en el Parque Alcosa en detrimento de los vecinos que van al médico, a los institutos o a trabajar. He expuesto el problema por escrito al distrito, pero no he tenido respuesta.

-¿Qué propone para mejorar la movilidad?

-Es vital mejorar la anchura de las calles, sobre todo las salidas del barrio, pues en muchos sitios no llegan a cuatro metros. Habría que dotarlas de aceras, que es muy importante para garantizar la seguridad del peatón; y poner más señalizaciones viarias. Los técnicos municipales deben dar una solución a todo ello.

-La barriada nace con unos problemas de recalificación del suelo, ¿se han solucionado?

-Siguen pendientes. Hay una zona que es urbana reconocida -donde está el ciber-centro Zeppelín- pero el resto está en el limbo: pagan contribución urbana, pero no pueden edificar. Ello depende de Urbanismo. Nos hemos reunido muchas veces pero ahí está, y como está ahora la cosa va muy despacio.

-Porque esta asociación ha luchado mucho por el barrio...

-El logro más grande que tuvimos es que nos trajeron el agua potable y el alcantarillado a principios del siglo XXI. Hasta el año 2009 muchos se abastecían de fuentes o garrafas. Tras negociarmucho y tener contacto con Emasesa, al final nos pusieron agua y alcantarillado a los que les faltaba. También logramos un centro de salud, que no había.

-Aeropuerto Viejo ha cambiado mucho de unos años acá...

-Sí, la evolución ha sido muy positiva. Antes la vida era la de un pueblo dejado de la mano de Dios. El Ayuntamiento no se ha preocupado de este barrio durante 50 años. Con la llegada de la democracia y gracias al esfuerzo de esta asociación, se han ido haciendo cosas. En nuestro libro constan las subvenciones del Ayuntamiento, porque esta asociación ha limpiado calles, talado árboles, limpiado el canal y el dispensario del médico... Hubo incluso un tiempo en que la entidad funcionó como un pequeño ayuntamiento. Ahora mismo de subvenciones cero. Sólo tenemos la cuota y lo que aportamos. Las actividades que hacemos, en su mayoría culturales, son todas propias, sin subvenciones.

-¿Cree que la lejanía de Aeropuerto Viejo os ha perjudicado?

-Claro que sí, pero bueno, aquí se vive muy a gusto. Esto tiene su parte positiva y su parte negativa. Gracias a que fracasó el proyecto del zepelín, el barrio es lo que es: 180 casas con una hectárea de tierra cada una, donde se cultivan las hortalizas que los sevillanos comen al día siguiente. Pero la venta es de subsistencia.

-Y la crisis lo empeora...

-El barrio depende de la agricultura y la construcción, dos sectores muy tocados por la crisis. Aquí hay desgraciadamente mucha necesidad. Este año henos conseguido por primer vez llevar a 54 vecinos a Granada gratuitamente durante seis días gracias a un programa de la Junta de Andalucía.

-¿Cuál es el perfil del vecino?

-De todo. Tenemos hijos del barrio que están disfrutando de una beca Erasmus, abogados e informáticos en paro... Es decir, que no sólo son albañiles y agricultores. Aquí el paro está del orden del 25% al 30%, como en toda España. Por eso, pocos que somos [2.015 vecinos], nos tenemos que respetar y estar muy juntitos para avanzar.

-¿Qué prometió Zoido?

-Nada, porque no ha estado por aquí ni antes ni después de las elecciones. Como es un barrio tan pequeño, lo estará dejando para el último.

-¿Qué balance hace de estos casi dos años de Gobierno de Zoido?

-¿Sobre este barrio? Cortito, cortito. Aquí hay cosas que son tan sencillas que las puede hacer cualquier persona de su bolsillo, aún cobrando el paro. Como por ejemplo, poner los bancos de hierro que tenemos por las calles o restituir las puertas, bancos y focos robados del campo de fútbol, donde además las porterías de balonmano están sueltas.

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