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Aquiles Emana: lo que pudo ser y no fue

El Betis de Nogués va despidiéndose del descenso a la estela de cuatro golazos de su Aquiles, Achille Emana, y al calor de las pequeñas miserias de rivales directos: Numancia, Osasuna, Recreativo, Getafe... o el mismo Athletic de Caparrós, que ya se asoma enterito al brocal del pozo. En el fragor de la pelea, Emana irrumpe como un búfalo... y el Betis huye de la quema.

el 16 sep 2009 / 01:35 h.

El Betis de Nogués va despidiéndose del descenso a la estela de cuatro golazos de su Aquiles, Achille Emana, y al calor de las pequeñas miserias de rivales directos: Numancia, Osasuna, Recreativo, Getafe... o el mismo Athletic de Caparrós, que ya se asoma enterito al brocal del pozo. En el fragor de la pelea, Emana irrumpe como un búfalo... y el Betis huye de la quema.

Las mutaciones de los futbolistas son tanto misterio, en ocasiones, como la canción que cantaban las Sirenas para perder a los barcos. Pero, también como esa canción de las Sirenas o los nombres falsos de Aquiles entre las mujeres, esas mutaciones "no están más allá de toda conjetura": es decir, que pueden encontrarse las razones. En el caso de las Sirenas, lo dejaremos para los programas del corazón. En el caso de Aquiles, Achille Emana, la mutación bien merece un análisis.

Achille Emana ha definido la permanencia en Primera División del Real Betis Balompié con cuatro esplendorosos goles a Racing y Sporting, los equipos que usan el gerundio anglosajón. Goleando, que es gerundio, y con goles mayestáticos, Emana, como si fuera el Príncipe de Zamunda de visita en Heliópolis, ha dado a los malos mengues un vistoso palmetazo de primavera. Y, si el alegre Emana ha hecho todo lo que es capaz de hacer, ¿por qué no lo hizo en esos amargos días de perros del invierno y de Chaparro, profeta ya sin fieles? Sólo se me ocurre una respuesta: diferencia generacional y cultural. Y en este caso concreto, Emana sí es el símbolo del equipo completo del Real Betis Balompié.

Para entender a Emana y a sus colegas, habría que meter el bisturí en los escenarios vitales donde se mueven los futbolistas y deportistas de hoy: todos, uno por uno, peculiares y particulares, jóvenes multimillonarios deseosos de vivir su vida sin tapujos. En este escenario, Emana, este ébano goleador de sombrero negro y vistosos colgantes, reluce con el brillo de un Ave del Paraíso. No estoy yo muy seguro de que (Luis Aragonés a un lado) haya demasiados técnicos sexagenarios capaces de comprender este escenario, esta situación, esta clase de tipos que no quieren tensiones ni historias raras en el autobús, autobús de La Palmera al que han vuelto las risas. Pero, en todo caso, es la historia de lo que pudo haber sido y no fue. Toca disfrutar, tócala Emana.

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