Son la segunda unidad de mediación familiar que entró en funcionamiento en Andalucía. La psicóloga Salomé Pérez, el abogado Agustín Fernández y el trabajador social Manuel Muñoz forman desde el primer día el equipo de la unidad de mediadores familiares de Sevilla, creada en 2002, un año después de la que se puso en marcha en Granada.
A lo largo de estos años han atendido a 1.800 familias que acudieron a ellos sobre todo por dos motivos: "Conflictos entre padres e hijos menores y problemas de pareja", asegura Salomé. Una tendencia clara a lo largo de estos años "es que cada vez somos más conocidos y los jueces empiezan a vernos como un aliado y nos mandan más casos, añade Agustín.
Este equipo es el que más casos ve en toda la comunidad. Desde el 1 de enero ha visto ya 149 (la mitad del total andaluz). "Viene más gente de la capital que de la provincia, en un 95% frente a un 5%, seguramente porque en Sevilla se conoce más la mediación y porque las personas de la provincia necesitan más tiempo y tienen que tener la posibilidad de desplazarse hasta aquí una vez a la semana para las sesiones", asegura Salomé.
No hay un perfil único de los que recurren a este servicio. "Hemos tenido de todo, desde personas que pertenecían a una clase social muy marginal hasta un millonario, y también desde parejas que vienen con veintipocos años hasta otras con más de 60", asegura Agustín.
La unidad de mediación de Sevilla es un proyecto de la ONG Asociación Familia y Pareja aprobado por la Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social. En Andalucía existen 20 equipos de mediadores como éste.
El método de trabajo de esta unidad consiste en una sesión a la semana de en torno a una hora y media. Debido a su formación -psicóloga, abogado y trabajador social-, tocan todas las aristas del problema con que llega cada familia y, de hecho, el nivel de resolución es alto, más del 80%.
"Hemos tenido casos muy complicados, pero la media está en unas 7 sesiones y un máximo de 14", dice Agustín.
"Los problemas surgen porque no hay comunicación. Eso, a veces, como en un caso que tuvimos, degenera en denuncias cruzadas, problemas de custodia o temas penales de por medio. Pero si conseguimos que se sienten a hablar ante profesionales neutrales casi siempre hay acuerdo".