El PP clausuró ayer su Intermunicipal, celebrada en Sevilla, con un mensaje para sus alcaldes recién electos y también reivindicando reformas para ayudarles. El mensaje a los nuevos regidores es que, aunque no son los culpables de la crisis, sí son actores esenciales para salir de ella. El líder del PP-A, Javier Arenas, dejó claro que un alcalde que sube impuestos o pone trabas administrativas a los emprendedores no contribuye a ello.
Las reivindicaciones las hicieron tanto Arenas -vicesecretario de Política Municipal y Autonómica del partido- como la "veterana" alcaldesa de Valencia, Rita Barberá: nueva financiación local y clarificar las competencias municipales.
Arenas reclamó a las comunidades "un fondo de emergencia social" para que los municipios puedan hacer frente a las necesidades inmediatas de sus vecinos y acabar con las "competencias compartidas que al final pagan los ayuntamientos". Aplaudió, como Barberá, la línea ICO aprobada por el Gobierno, aunque tras varios vaivenes y con "retraso", y pidió que el Estado aplace la devolución de la deuda contraída por los ayuntamientos.
Cuando Rita Barberá pidió reformar los Estatutos y la representación en la dirección de la Federación Estatal de Municipios y Provincias (FEMP) para que sea "útil" y no una "oposición" al Gobierno si es de signo contrario ni un "apéndice" si el presidente es del mismo signo, Arenas se sumó y reclamó la misma reforma en la Federación andaluza, donde a partir de noviembre el PP tendrá mucho peso tras el 22-M. Arenas también entró en el debate sobre las diputaciones, tras las últimas voces socialistas -como las del expresidente Felipe González o la del ministro de Política Territorial, Manuel Chaves- cuestionando su utilidad. Reclamó convertirlas en la administración periférica de la Junta. El PP-A ha pasado de no tener ninguna a gobernar en cinco.