El ministro de Agricultura y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, recibió ayer al alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, que llegó acompañado de representantes de la Autoridad Portuaria, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, los regantes de Feragua y el sector arrocero, en un intento de dar un impulso al dragado del Guadalquivir tras el jarro de agua fría que, sobre las expectativas de activar el proyecto, lanzó hace solo unos días el propio Arias Cañete. En la nota enviada por el Ayuntamiento, el regidor destacaba tras la reunión la sintonía con el ministro al considerar que el dragado del río es una prioridad para el desarrollo económico de la ciudad y enfatizó la muy buena disposición del Ministerio en que el proyecto empiece a ser efectivo cuanto antes, citando como prueba de ello que Arias Cañete ha pedido al Puerto que le envíe el documento para su estudio y análisis.
Sin embargo, fuentes presentes en el encuentro enfriaron ese entusiasmo municipal, al precisar que la posición que defiende el ministro Cañete es firme y pasa por anteponer la protección medioambiental de Doñana y las márgenes del río como prioridad absoluta para, a continuación, proceder a acometer la modernización pendiente del regadío del arroz que podría verse afectado por el aumento de la salinidad con la profundización del río y, solo después de ejecutar todas las acciones correctoras que sean necesarias, se podrá iniciar el dragado.
El primer paso, por tanto, apuntó el ministro es tener el proyecto de la Autoridad Portuaria en las manos y estudiarlo, puesto que aún no ha recibido documentación alguna sobre el mismo, algo que el Puerto se comprometió a hacer de forma inmediata.
Será tras ese análisis cuando el Ministerio se pronuncie para apuntar si hacen falta más medidas compensatorias o correctoras y también para aclarar uno de los puntos fundamentales para agilizar este proyecto: si sigue siendo válida o no la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) emitida de forma positiva en 2003.
Es ésta precisamente la base sobre la que se apoya la Autoridad Portuaria, que defiende a capa y espada que sigue en vigor y que no hace falta emitir otra evaluación medioambiental. El ministro, por su parte, y según las últimas declaraciones realizadas el pasado día 10, no está tan seguro de ello. El dragado no se puede hacer automáticamente porque la realización de un dragado sin ningunas correcciones técnicas produciría perjuicios al entorno de Doñana y a los cultivos de la zona, que se salinizarían, fueron entonces sus palabras. Ahora el Ministerio, según el Consistorio, realizará en las próximas semanas un nuevo dictamen sobre la vigencia de la actual DIA. Aunque Zoido le trasladó la importancia que tiene el proyecto para el desarrollo económico de la ciudad, el ministro respondió que entiende la urgencia para no perder los fondos europeos que lo financiarían, pero le recordó también que esta iniciativa ha permanecido durante años aletargada, con lo que vino a decir no es momento de meter prisas, sino de hacer bien las cosas y todo a su tiempo, de modo que dejó entrever que tendrán que pasar varios años antes de que se haga realidad.
Los arroceros, por su parte, recibieron una buena noticia. Y es que el ministro se comprometió a buscar los fondos Feder para que puedan ejecutarse las obras de modernización del riego un plan que está prácticamente redactado pero en el que falla la financiación, de manera que, una vez salvado ese escollo, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir podría emprender las obras.
Mientras que no hay fecha concreta de emplazamiento a nuevas reuniones para abordar el dragado de profundización, sí la hay para ver cómo avanzan las mejoras para el arrozal sevillano. El 15 de septiembre es la fecha.
