Lleva 33 años en el mundo de la música, una cifra “casi mística”, según explica en una entrevista con este suplemento Ariel Rot (Buenos Aires, 1960), que regresa al mercado musical con su octavo disco en solitario, producido por José Nortes, y masterizado en los estudios Sterling Sound con el ingeniero Ted Jensen (Green Day, Muse, Keith Richards, Madonna, Eagles), que ya masterizó varios discos de Ariel.
Tras publicar un disco de duetos, en el que colaboraron numerosos artistas como Amaral, Fito y Fitipaldis, Bunbury o Miguel Ríos, el cantante argentino presenta Solo Rot (Warner) que, posiblemente, es el más completo de su carrera en cuanto a sonido y repertorio.
“No es un disco conceptual, porque no sigue una línea argumental. Escribí los temas que me fueron surgiendo a lo largo de los tres o cuatro años que me he llevado componiéndolo. Luego elegí siguiendo un criterio de calidad”, afirma el artista.
Ariel Rot lleva más de 30 años sobre los escenarios y para celebrarlo publicó el disco Dúos, tríos y otras perversiones y el recopilatorio Etiqueta Negra. Además, retomó Tequila junto a Alejo Stivel, con quien ha estado casi dos años de gira. Ahora, en su nuevo trabajo, el cantante argentino cuenta con el batería británico Pete Thomas y varios de sus músicos habituales, Mac, Candy Caramelo o Luis Prado, para crear un disco que abarca distintos estilos con el sello rock de Ariel Rot.
“Mis discos no suelen ser homogéneos porque me gusta coquetear con distintos géneros”, confiesa Rot, que añade que este álbum es “puramente rock” con toques de swing, jazz, blues y soul.El álbum, producido por José Nortes, se publicará en una edición especial y limitada acompañada por un DVD con cuatro temas grabados en directo acústico.
El primer single con el que Ariel Rot presentará su nuevo trabajo será Papi dame la mano, una cumbia-rock muy pegadiza, una incursión que sorprende en la carrera de un rockero como Rot.
“La cumbia suena muchísimo en Argentina, a mí no es un género que me resulte muy interesante, porque lo conozco poco, pero el tema es muy pegadizo y va con la letra de la canción”, explica.
El disco se abre con Una vida equivocada, rock puro en castellano. Pero el álbum abarca todos los estilos clásicos en Ariel, que se escuchan en Manos expertas, grabada con los Pereza como banda de instrumentistas; Problemas, Dandy o el citado single, cuyo título está inspirado en el libro de Leopoldo Panero Papá, dame la mano que tengo miedo.
Esta mezcolanza de estilos no impide que Rot considere este trabajo “no se sale del rock”, a pesar de que esta música, en España, “cuenta con un público muy minoritario”.
“En este país nunca hubo mucho rock, a excepción de grupos como Extremoduro, Rosendo o alguna canción concreta de alguna banda que si en el disco siguiente no pega con algún tema, pasa al olvido. Aquí la gente es más fan de las canciones que de los grupos”, opina el argentino.
La gira Solo Rot comenzó ayer miércoles con un concierto en el Hard Rock Café de Madrid, y continuará durante los meses de abril y mayo por Valladolid, Salamanca, León, Toledo, Valencia, Barcelona, Zaragoza y Bilbao. Pero no acaba aquí. “Mi intención es hacer como con mis anteriores trabajos, y llevarme uno o dos años dando conciertos”.
La primera edición de Solo Rot se lanza en formato digipack con un DVD con cuatro temas en formato acústico, registrados durante las sesiones de grabación en los estudios La Cabaña, y el videoclip del primer single.
Pero Ariel Rot no sólo está de moda por este disco. Estos días protagoniza la campaña turística de la ciudad de Madrid protagonizando junto a Cabriolets el castizo chotis-rock Canela Fina.
“Fue un encargo del Ayuntamiento de Madrid para conmemorar el centenario de la Gran Vía. Está al margen de cuestiones políticas, ya que es una manifestación artística cien por cien democrática y variopinta, como la Gran Vía”, dijo al respecto.
Preguntado sobre si ha recibido críticas por haber aceptado un encargo de un ayuntamiento del PP, el artista contestó que “críticas no, pero me han preguntado con insistencia si tengo simpatías políticas”. “Hay gente demasiado suspicaz”, concluye.
