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Arriba muchacho. ¡Hay que levantar un país!

El muchacho deja caer los brazos, sentado en un pequeño bidón, al borde de la carretera. Zapatos sin cordones. Ropa añeja. Tal vez doce años de edad y mucha experiencia limpiando los cristales de los coches.

el 16 sep 2009 / 06:30 h.

El muchacho deja caer los brazos, sentado en un pequeño bidón, al borde de la carretera. Zapatos sin cordones. Ropa añeja. Tal vez doce años de edad y mucha experiencia limpiando los cristales de los coches.

Nicaragua es el país centroamericano con la mano de obra más barata. No ha surgido todavía de entre los escombros de la década de los 70, barrida por el terremoto cuya ayuda internacional quedó en el bolsillo del dictador Somoza y sangrada por la guerra civil en la que los sandinistas intentaban derrocar la dictadura apoyada por EEUU. No ha alzado la vista tras las batallas de los 80 entre el gobierno, esta vez sandinista, y la Contra, la guerrilla antisocialista mantenida por USA. No respira bien tras el devastador huracán Mitch de los 90. Esta tierra diezmada por las catástrofes naturales, las corrupciones locales y las injerencias estadounidenses, es un milagro que nace del afán por sobrevivir.

El chico levanta la cabeza. Apoya los brazos en sus piernas. Rostro bañado en tristeza. Se pone en pie. Hay mucho trabajo que hacer. Hay que levantar un país mediante los músculos de quienes también sostienen los sueños de riqueza de unos pocos.

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