Las cooperativas Unión Arrocera y Veta de Mora construirán en Isla Mayor un molino y una planta para envasar arroz tanto con marca propia como para las de las cadenas comerciales. Revolucionan, así, a un sector productor y almacenista tras adentrarse en el negocio de las grandes firmas a las que suministran.
Largamente acariciado ha sido este proyecto por parte de unas cooperativas sevillanas que hasta ahora se habían limitado a almacenar y comercializar a granel el arroz cosechado por sus agricultores, fuera con cáscara (simplemente, recogido del campo, secado y guardado), fuera sin ella, y, por tanto, de escaso valor añadido.
En cambio, tras acometer una inversión de 4 millones de euros en el molino y la planta de envasado, se dan dos pasos industriales más -el producto, ya pelado, se refina, se blanquea y se selecciona y, una vez hecho esto, se empaqueta- y otros dos al comercializar, puesto que se prevé vender tanto a granel como con marca propia.
Sus promotores, las cooperativas Veta de Mora y Unión Arrocera, alcanzan juntas los 100 millones de kilos recolectados -para hacerse una idea, la tercera parte del arrozal sevillano en años pluviométricos normales-, y al menos la mitad se prevé incorporar a estos nuevos procesos industriales y fórmulas comerciales, según explica Antonio Llopis, el secretario de la segunda de esas firmas.
Las obras, agrega, se iniciarán en las próximas semanas, para tenerlo todo concluido en diciembre y con vistas, por tanto, a la próxima cosecha, cuyas labores de recolección comienzan en octubre, si es que al final hay siembras, puesto que cabe recordar que, hoy por hoy, y ante la escasez en los pantanos del Guadalquivir, no se contempla agua para regar este cultivo. No obstante, si producir no se puede este año, aún hay mercancía suficiente del pasado.
En la actualidad, sólo hay tres molinos de arroz en la provincia de Sevilla, dos de Herba -filial del grupo alimentario Ebro Puleva- y uno de la compañía SOS Cuétara. Por ello, el presidente de la Federación de Arroceros de Sevilla, Julián Borja, confiere a este proyecto empresarial una especial trascendencia: pasar de la mera defensa del productor frente al "oligopolio" de una industria "acostumbrada a imponer y no negociar los precios" al claro "contraataque" y con sus mismas armas.
Llopis, por su parte, y más comedido, considera que la meta es, ante todo, buscar valor añadido y recuerda que Herba y SOS son los gigantes del sector. Eso sí, matiza, se batirán en idénticos frentes, el de la marca propia y el de la marca blanca (envasar bajo las etiquetas de cadenas de distribución), pero una pequeña ventaja tendrá la iniciativa de Isla Mayor, la de contar con el del sello que certifica que su arroz es de producción integrada -esto es, semiecológica, con severas limitaciones en el uso de fertilizantes y pesticidas-. Y todo, con las bendiciones de la Consejería andaluza de Agricultura y Pesca.
El molino y la planta de envasado son la segunda y tercera iniciativa conjuntas de Veta de Mora y Unión Arrocera desde que el año pasado constituyeran Arrozua, una cooperativa de segundo grado (cooperativa de cooperativas). El primero fue la instalación, también en Isla Mayor, de un sutidor para que sus agricultores se nutran de carburantes más baratos.
