Cultura

Artefactum, 15 años en la taberna

Crónica del concierto especial que el grupo sevillano Artefactum ha ofrecido en el Teatro Lope de Vega. 

el 18 nov 2009 / 23:43 h.

Que el grupo de música medieval Artefactum forma parte del patrimonio musical de la ciudad es tan cierto como que el Giraldillo corona la Giralda. Tienen cinco discos en el mercado, el público aguarda cola en la puerta de sus conciertos y anoche fueron capaces de agotar el papel en su visita extraordinaria al Teatro Lope de Vega.

Para celebrar sus primeros 15 años de historia pusieron sobre el escenario un espectáculo especial –“Artefactum & friends” lo denominó el presentador– en el que fueron demasiado prolijos en detalles sobre la vida y milagros del grupo, un pecadillo de vanidad del que salieron indemnes gracias a dos horas y media de recital en el que diseminaron las mejores esencias de una formación capaz de hacer sonar el medievo con una impronta mucho más fresca y directa que docenas de grupos pop.

Quienes son seguidores y legión de Artefactum no descubrieron nada nuevo: el buen hacer de sus integrantes y la espontaneidad de su directo volvió a quedar patente. Las sobrias paredes del Lope apenas mermaron el descaro del que hacen gala estos músicos, el mismo con el que riegan sus múltiples comparecencias en las Noches de los Jardines del Alcázar y en tantos y tantos ciclos como jalonan Sevilla y la provincia.

Por contra, su público menos hooligan se topó con dos tazas de arrojo en unas interpretaciones cocidas en la taberna medieval, esa en la que nacieron y en donde reinan como ningún otro. Y aunque de tarde en tarde miren a la corte su sobresaliente lo tienen cuando cantan todos, hablan, bromean y puntúan las danzas con todo tipo de percusiones.

Fueron 15 años de historia resumidos en un concierto en el que se pasearon por buena parte de las estancias que llevan recorridas en sus directos –refrendados por cientos de horas en furgoneta de aquí para allá– y en sus discos. Desde las agitadas cocinas del medievo pasando por las Cantigas de Santa María, los cánticos del Camino de Santiago y los deslenguados temas del Carmina Burana.

Códices aparte, en Artefactum siguen resplandeciendo músicos ejemplares. Ese juglar, Francisco Orozco, cuya reivindicación parece hoy más oportuna al no haberse hecho notar como sabe en el recital de ayer. José Manuel Vaquero, Álvaro Garrido, Ignacio Gil y Juan Manuel Rubio, curtidos en mil y una batallas, defienden con el tañer de sus instrumentos un proyecto con muy pocos rivales en el panorama nacional. A ellos se les sumaron anoche – en su particular fiesta entre amigos e invitados– voces como las de Sara Rosique y Mariví Blasco. Y más. Puede que aún estén tocando.

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