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Artes de Estado Mayor para conseguir el abrazo del líder

Hasta la clave de la wifi era ‘pepegriñan'. La foto entre Chaves y Griñán se hizo esperar casi once horas.

el 12 mar 2010 / 23:46 h.

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Más vale estar cerca del nuevo líder, por lo que pueda caer; es lo que debieron pensar los socialistas reunidos ayer en Fibes, que acosaron literalmente a su flamante secretario general desde que asomó las canas. Abrazado entró de Rosa Aguilar, y se le sumaron como un rayo Antonio Ávila, Rafael Velasco y Antonio Fernández. Escuderos más fieles que los guardaespaldas.

 

Media hora le costó llegar al salón del plenario, de tantos besos, arrumacos y fotos que tuvo que conceder José Antonio Griñán. Manuel Chaves, discreto, entró a la vez que Fuensanta Coves, eludiendo la foto con su sucesor, una imagen que no se tomaría (para desespero de los fotógrafos) hasta las 20.30 horas. "Unos buscando tanto abrazo y otros tan poco", se lamentaba un delegado de Granada, entre suspiros.

La presencia de Griñán estaba en cada rincón. Hasta la clave para entrar en la red wifi era pepegriñan. Eso lo descubrió la prensa tras acosar en la puerta a los posibles nuevos cargos, unos asumiendo el juego entre risas, otros rezando por que el mal fario del nombre quemado no les rozase. Entre los invitados (unos 2.000), había de todo: asociaciones, ecologistas, banqueros, cristianos de base, empresarios, familiares de víctimas franquistas y hasta jugadores de rugby.

Muy deportista llegó Gaspar Zarrías, con unas zapatillas deportivas que, en un guiño, le regalaron los periodistas andaluces cuando se marchó a Madrid ya que el veterano socialista siempre alardeaba de que en los cónclaves había que ir con pies ágiles para colocarse en un buen sitio. Borbolla tuvo que colgarle el teléfono a su mujer, que lo llamó nada más subir al estrado (espera, hija, que ahora no puedo), mientras explicaba a Chaves por qué le llevaba enmarcada una portada que daba cuenta de su oposición como padre a la reforma del Estatuto. "Sabía que esa portada me la iba a comer con papas, por eso ahora te la regalo", le dijo. Entre tanto revuelo, Javier, tres meses, dormía en su capazo. Bajo la bandera del PSOE.

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