Sevilla tiene dos centros, por así decirlo (podrían ser más, pero he aquí dos de ellos): uno, el fotografiable, el de los turistas, el de la ruta comercial de toda la vida. Es el centro del centro. El otro, un puntito más canalla y sorprendente tal vez, está algo al norte, tirando hacia la Macarena, y es el centro popular. Ese es, al menos, el nombre que le dan los bohemios, artesanos y artistas que poco a poco están convirtiendo ese amasijo de barrios antiguos (San Gil, San Julián, San Juan de la Palma...) es una versión con espadañas del Soho londinense. Y para que nadie piense que eso equivale a un coto cerrado de gente rara o diferente, esas personas se han propuesto invitar este fin de semana a todo el mundo a que vaya a conocerlos. Son las jornadas de puertas abiertas de los talleres, corralones, estudios y espacios creativos de ese entorno, que se celebran por tercer año consecutivo este sábado y este domingo.
"No somos una asociación, pero estamos en ese proyecto", comentaba ayer la diseñadora gráfica Leonor Muñoz, coordinadora de esta invitación que reúne locales y profesionales de Pasaje Mallol (como es su caso), El Pelícano, Castellar, San Luis y el Pumarejo. Nombres todos estos que el tópico relaciona con cierto tipo de juventud underground y alternativa, lo cual no es que sea falso: es que es solo una parte de una realidad más polifacética. Algunas de las fotos pintadas de esta coordinadora, hágase una idea, han estado en ARCO. "Nuestros clientes, por ejemplo, no son el público con el que se nos relaciona. Hay un ebanista que está en los catálogos de muebles de Francia, superreconocido, y nada barato. Está Alejandro, un alemán que hace forja antigua con fragua, unas obras muy exclusivas... No quiero creer en las apariencias, y creo que la gente haría bien viniendo a conocernos. Porque lo que sucede", explica Leonor, "lo que nos da quizá ese aspecto underground, es que irremediablemente la vida del artista no es tan previsible ni tan aparente como la de un abogado. Es una vida de montaña rusa. Hay a quien le va fenomenal, claro, pero estar aquí es una elección, la elección de estar en la vida real para poder crear con fundamento." Tal vez parecerían más chics en un precioso polígono limpito, pero es que eso se contradice con su naturaleza de artistas, qué se le va a hacer.
Además, sucede que el fenómeno es creciente, "y no paran de abrir establecimientos, negocios relacionados con la cultura, pero no al uso: librerías que no solo solo librerías, salas..." De modo que quieren construir con todo eso una especie de identidad colectiva de barrio de artistas, muy auténtico, diverso y, como sus propios creadores, lleno de asombro, vacío de imposturas y básicamente desprejuiciado, si es que es esto lo que quieren decir. Para saber si lo es o no, lo suyo es acercarse por las zonas citadas y entrar sin reparos: las fotografías de estudio de Irisfera, el arte del reciclado en el local Chumbo o la feria de editoriales independientes que organiza la Editorial Ultramarina (todo ello en el Pasaje Mallol); el taller demostración de costura, patronaje y toma de medidas de Coser y Cantar (en Castellar); la instalación sonora El coche fantástico (en El Pelícano); las tapas japonesas en Intr:muros (junto al Pumarejo)... La lista es tan larga como inverosímil, de ahí que sea recomendable acudir por el gusto de la sorpresa a ver con qué se encuentra uno, siempre que vaya dispuesto, claro está, a encontrárselo. Lo cual también es Sevilla, al menos de momento.
De utilidad:
Toda la programación de estas jornadas de puertas abiertas se encuentra en la siguiente web: http://www.irisfera.org/2011/11/30/puertas-abiertas-separte-del-arte/
Serán mañana y pasado, o sea, el sábado y el domingo, y las actividades se repetirán ambos días, con lo cual lo mejor es que se pase cuando más le apetezca. Lo importante no es tanto la actividad en sí como la fascinación de dónde, quiénes, cómo y por qué la hacen, que es lo que lo explica todo.
Participan talleres, estudios, espacios y corralones de la Plaza del Pelícano, Pasaje Mallol, Castellar, San Luis y El Pumarejo, y buscar un punto común, más alla de esa vocación de Soho y de investigación del arte, se hace un tanto complicada, la verdad.
A partir de las 11 de la mañana es buena hora para pasarse por allí, hasta la noche. Verá fotografía flamenca, ropa, bolsos reciclados, una exposición de arte de todo a cien (euros), joyería y cerámica, chapas, libros y recitales de poesía, muebles contemporáneos, comida, reproducciones de antigüedades, grabado, pinturas, arcilla polimérica (pues sí), encuadernación, transformación de ropa, películas, caricaturas...
