Pepe Mel lleva toda la temporada quejándose, con razón, de que su plantilla está bajo mínimos en lo que a cantidad de futbolistas se refiere, pero de aquí a muy poco tiempo tendrá menos motivos para lamentar la escasez de profesionales. De los tres o cuatro futbolistas que en condiciones normales serían titulares indiscutibles y que no lo son por culpa de distintas lesiones, uno volverá a estar a su disposición antes de lo que creía el propio técnico. Se trata de Arzu, que se lesionó de gravedad durante la concentración de La Manga y todavía no ha jugado ni un minuto. Y quizás no sea el único, porque Jorge Molina, el hombre al que Mel más echa de menos según confesión del entrenador en Albacete, se someterá el jueves a una prueba de esfuerzo que quizá determine cuándo puede reaparecer.
La mejor de las noticias para el técnico se precipitó ayer por la tarde. La mejoría de Arzu ya había sido evaluada hace unos días por el doctor Tomás Calero, que resaltó el gran esfuerzo del canterano, con sesiones de mañana y tarde para avanzar en la rehabilitación de su luxación acromio-clavicular, sufrida de manera fortuita a mediados de agosto. Sin embargo, casi nadie esperaba que el nazareno empezara a entrenarse con el grupo ya. Pero así ocurrió. Arzu salió al campo de la ciudad deportiva y se ejercitó como uno más, sin que se le notase el más mínimo resentimiento de su dolorosa lesión de hombro. Esa era de hecho su preocupación, según destacó el doctor cuando valoró la evolución del jugador. Debía ser él quien decidiese cuándo se integraría de nuevo en el trabajo colectivo y Arzu no quiso esperar más.
El regreso del capitán a las prácticas diarias hace que su reaparición en la competición tenga posible fecha. No será este sábado ante la Ponferradina, ya que Arzu lleva más de un mes trabajando en solitario y debe recuperar ese déficit físico, pero seguramente será en la siguiente cita, en la visita a Las Palmas. El diagnóstico inicial de los médicos situaba su retorno a mediados de octubre como muy pronto.
La recuperación de Arzu va a provocarle un bendito problema a Mel, que de buenas a primeras tendrá superpoblación en el centro del campo. Beñat, que se perdió el viaje a Albacete por problemas musculares e intestinales, estará listo para el sábado. E Iriney, que volvió del Carlos Belmonte con un esguince en el tobillo derecho, tiene muchas opciones de curarse antes de recibir al conjunto de El Bierzo.
Todo lo que abunda en esa parcela del campo falta en el ataque, más que nada porque si sólo hay dos delanteros en la plantilla, un lesionado supone la mitad del total de efectivos. Ese hombre es Jorge Molina, convaleciente aún de su esguince de rodilla. La articulación pasará el jueves una prueba de esfuerzo a partir de la cual los especialistas decidirán cuándo se puede ir incorporando a los entrenos de la plantilla.
