Las reivindicaciones de los obreros de la construcción no son novedosas. Trabajar a cerca de 50 grados a pleno sol no es que sea difícil. Es inhumano. Por eso no entiendo bien la salida de tono del presidente de Gaesco, en torno al alcohol y sustancias estupefacientes que llegan a consumir los trabajadores. Los churras con las merinas. Dejemos el segundo aspecto, para centrarnos en las reivindicaciones, las mismas que han motivado la huelga. ¿Por qué en otras provincias andaluzas, alguna de ellas menos castigadas por el clima, ha sido posible el acuerdo, y en Sevilla no? No se está demandando trabajar menos, sino hacerlo en horas más óptimas para la salud. Y se acusa a los obreros de buscar una mejora en su calidad de vida. ¿Quién no hace lo propio, trabaje en lo que trabaje? Es necesario un mínimo ejercicio de empatía para entender lo que se está pidiendo. No nos podemos meter en el coche porque lo hemos dejado al sol en esos meses, y miramos hacia otro lado cuando vemos a quien sea en una zanja a las 4 de la tarde. Lo dicho, inhumano.
Periodista
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