Ante la presión de muchos periodistas calificando de "resistencia" o "rebeldía" la actitud de las hermandades en las que todavía no pueden las chicas salir de nazarenas, premisa e interpretación totalmente falsa y torticera, pues hasta la fecha no hay norma alguna que lo ordene, llega ahora, menos mal, el arzobispo adjunto, Monseñor Asenjo y, cuando (por aquello de si va a coger el báculo mas gordo que tenga y lo vaya a partir en la cabeza de los hermanos mayores) le preguntan y repreguntan, qué va a hacer con las siete cofradías en las que no salen chavalas, y va y declara: "Respetaré las decisiones", "no habrá imposiciones", respuesta que me parece sabia, prudente y santa.
Más libertad imposible y, por ello, si alguna corporación decide, con sus hermanos y hermanas en su reglamentario Cabildo General, que NO a la estación de penitencia de las mozas, todo (me imagino) quedará tan normal y pacífico como si hubiera salido el SÍ. Y dichas corporaciones podrán seguir (o reanudar), ejerciendo el libre ejercicio de sus derechos, tal como, por ejemplo, pedir créditos hipotecarios para compra o reforma de locales (hace falta visado eclesiástico); modificar las Reglas o promulgar reglamentos (hace falta visado eclesiástico), tramitar exenciones o rebajas fiscales (hace falta visado eclesiástico); etc...
Porque estaría bueno que a una hermandad en la que no salen muchachas (como si emboscadamente se les estuviera esperando) se les negara aquello a lo que tienen derecho como personas jurídicas por un Cabildo con resultados de NO. Me imagino que la Santa Madre sería incapaz de "congelar" (nunca se me ha ocurrido utilizar el verbo coaccionar) la actividad de las siete que quedan (por ahora), cuya decisión soberana de hermanos y hermanas dijera en su momento NO.
José María Font Ortiz es abogado
