Está espantando a la clientela. El otro día multaron con 70 euros a una señora que vino a comprar fruta. Esa no viene más». Es lo que más preocupa a los comercios de Bami tres meses después de que el Ayuntamiento pintara de azul 1.767 plazas en el barrio. Su testimonio es desesperante. Aseguran que el nuevo sistema de aparcamiento por pago le está generando un 30 por ciento de pérdidas y, en el peor de los casos, el cierre de negocios por «asfixia con tantos pagos de tarifas y multas». Dos empresas lo han hecho en las últimas semanas y otra más ha anunciado que echará la persiana «a finales de mes». Recogida de firmas en Bami contra la zona azul. Paco abrió su cristalería en la calle Castillo de Alanís de la Sierra hace tres años. En plena crisis se metió en esta aventura en la que se ha ido defendido. Sin embargo, desde el pasado mes de junio no para de tener problemas. Han descendido los encargos y hay gastos añadidos con la controvertida zona azul. Se refiere a la tarifa de estacionamiento del camión de la empresa, «necesario» para el desarrollo de la actividad y que tiene que «estar operativo» en la puerta del local. «Me he tenido que quedar con uno de los dos vehículos. Tenemos multas constantemente. En un mismo día he llegado a tener dos, porque el vehículo se tiene que ir moviendo para los encargos y las mediciones, y me han multado en dos calles distintas. Solicité la placa de carga y descarga, pero si no estoy realizando esta maniobra, me multan igual. La sensación es que van a por mí», relata Alicia, compañera de trabajo de Paco. Ella explica además que antes el que venía al barrio por temas médicos o algún mandado terminaba «picando» en las tiendas. Algo que ha cambiado en estos meses: «Ahora aparcan y se van rápidamente. Si entran, es para pedir cambio para la zona azul», lamenta esta trabajadora que, pese a no vivir en Bami, se considera «una residente más» al pasar allí «más horas que los propios vecinos». La queja se repite en la calle Castillo de Utrera. Los empleados de una empresa de mensajería han visto modificada su rutina. Tienen que madrugar más para llegar a su puesto de trabajo y así evitar el pago de la zona azul: «Venimos mucho antes y aparcamos fuera del barrio para luego recorrer a pie 500 o 700 metros». Una vez en la oficina, tampoco terminan los problemas: «Tene- mos que estar trabajando y mirando constantemente al reloj para que no se pase la hora. Así no podemos trabajar», lamentan. De estos testimonios se fueron haciendo eco representantes de la Plataforma Ciudadana Contra la Zona Azul en Bami y de la Coordinadora de Sevilla, que engloba a las distintas plataformas afectadas por este problema. Dedicaron la mañana de ayer a patearse el barrio y visitar cada comercio para explicarles los distintos mecanismos que tienen a su disposición para hacer valer sus derechos: «Le estamos entregando los formularios que pueden presentar para reclamar el abono del pago por la zona azul», detallaron Jorge Sanz y Francisco Mancera. Ambos estuvieron acompaññados, entre otros, por Victoriano Suárez, miembro de la Asociación por una Tasa a las Transacciones Cambiarías en Andalucía (Attac), también adherida a la causa. Precisamente, Suárez aprovechó para incidir en «la ilegalidad» de la tasa de esta zona azul por «la indeterminación e inexistencia del hecho imponible en el texto de la ordenanza», es decir, por la falta de referencia a las vías públicas afectadas en la resolución del delegado de Movilidad. «Ahora parece ser que el Ayuntamiento va a presentar en dos semanas su proyecto de ordenanza de la zona azul para 2015 y lo más posible es que se subsane la ilegalidad del hecho». No obstante, la plataforma avanza que seguirá siendo «igualmente ilegal», ya que «por la Ley de Reguladora de las Haciendas Locales y la Ley de Tasas a nivel estatal la recaudación no puede superar el coste del servicio». Ahora, prosiguieron, con la actual concesión de Aussa, «el Ayuntamiento recibe dos millones y medio cuando antes era de 500.000 euros. Para evitar esta ilegalidad en la obtención de beneficios, tendrá que reducir las tarifas o bien suprimir la ampliación de este año en la zona azul». Explicaciones que siguen atentamente los 110 negocios que conforman el mapa activo de Bami. Estos se unirán para unirse al frente común contra la zona azul. Esta «plataforma de comerciantes o asociación» concretará en un escrito «cómo está afectado todo y estudiará alternativas para reducir los efectos negativos de la zona azul». «No podemos estar echando entre 12 y 15 euros al día en los parquímetros para trabajar. Más aún cuando ya estamos pagando todos nuestros impuestos», subrayaron algunos. Ante este panorama que acecha a sus negocios, las propuestas son claras: «Que quiten la zona azul de raíz o bien que se facilite algún tipo de tarjeta de residente para los trabajadores», exponen. En este sentido, el encargado de la frutería Tello, en la calle Castillo de Constantina, recuerda que «antes del verano» se les prometió «un bono por comercio». Han pasado los meses y señala que siguen «sin noticias» de aquella propuesta que rebajaría considerablemente sus males. «Es la mejor solución. El bono por comercio, como prometieron. Ahora..., también entiendo que esté la cosa parada porque si nos lo dan a los comerciantes de aquí, lo tienen que hacer también en otros enclaves aquejados por la zona azul», explica este frutero que lleva 32 años allí y que asegura que «la cantidad de negocios que hay en Bami se han mantenido, pese a la crisis, por el trasiego de gente que siempre ha habido en torno al hospital y que ahora ha reducido la dichosa zona azul».