Preparativos para vestirse de flamenca en la Feria. / J.M.Espino (ATESE) FOTOGALERÍA. Así se preparan las flamencas para la Feria. En dos semanas la ciudad se transforma. Guarda las túnicas y capirotes y apenas tiene tiempo de hacer la transición para afrontar otra de sus semanas grandes. Este año, una de las novedades es que la crisis deja de ser novedad. Se ha instalado ya entre nosotros y se convive con ella, aunque hace resentir los negocios, también el de la moda flamenca. Y éste ha aprendido que no queda otra que adaptarse a la nueva realidad. La situación, no obstante, obliga a hacer un sosegado ejercicio de reflexión que podría pasar por unificar talleres o colaboraciones más estrechas entre los diseñadores. Es uno de los planteamientos que pondrá sobre la mesa, algo más adelante, la presidenta de la asociación de moda flamenca Mof&Art, Pilar Vera. Este año se ha seguido imponiendo la austeridad. Menos compras de trajes de gitana, precios más ajustados, y mucho arreglo de vestidos de años anteriores para darle un aire y volver a estrenar. Y el tiempo, vaya con el tiempo. Tampoco ha ayudado. Con tanta lluvia la gente no tenía ganas de salir a la calle y mirar escaparates. De hecho, cuando el sol empezó a abrirse hueco entre tanta nube ha sido el momento en el que las sevillanas se han echado a la calle en busca de un traje. Las últimas semanas han reconducido una situación que apenas hace un mes se antojaba dramática, comenta Estrella Salazar, de Canela Pura. Esta semana que ahora acaba ha sido de vértigo para las tiendas. Como no se podía decir que no yo no quería que éste fuese el primer año que tuviera que dejar a alguien sin traje de flamenca, decía Vera, los talleres apenas daban abasto ante tanta avalancha de última hora. Y es que, como coinciden todos los negocios de flamenca, este año se ha hecho un esfuerzo especial con los precios, que se han bajado, pero sin mermar la calidad. Por el Real de Los Remedios, la gran pasarela de moda flamenca, se verán tejidos poco recargados, con menos profusión de encajes, tiras bordadas, bolillos y elementos que encarecen mucho un vestido. Se mantiene la moda de los volantes canasteros; tejidos como licra, popelín y plumeti; y mantoncillos de plumeti, terciopelo, ganchillo y encaje. Colores todos, pero un poco más los tonos pasteles y el negro. J.M. ESPINO (ATESE) Pilar Vera explica que, como también sigue teniendo clientas que se pueden permitir un traje más elaborado, ha presentado hasta cuatro colecciones adaptadas a todos los bolsillos. Estrella Salazar remarca ese esfuerzo que hacen los talleres y lanza un llamamiento, que quien pueda comprar y consumir lo haga en la medida de sus posibilidades, que deje el miedo, porque si todos hacen lo mismo, la economía se paraliza y las consecuencias son peores. En el caso de Asunción Peña, que apostilla que este año ha estado más flojito que el pasado, en marzo ofrecieron una promoción, un descuento del 10% para vestidos de mujer y un 20% para niñas, con muy buena acogida. Todas las clientas te vienen pidiendo un descuentito, pero es que no podemos. LOS ARREGLOS SE IMPONEN // El ahorro llega por numerosas vías, aunque pocas renuncian a vestirse de gitana porque, cuanto más se acerca la Feria que mañana arranca oficialmente, más entra el gusanillo. Es inevitable, aseguran. Por eso, este año más que nuevas adquisiciones, que también, se ha producido una avalancha de arreglos. Un cambio de volantes por aquí, un retoque en las mangas por allá, la incorporación de flecos por este lado Es la opción más económica para estrenar vestido. Hay otra, pero desde el sector se pone en cuestión puesto que advierten de que este año se han vendido trajes de gitana procedentes de China pero etiquetados como si fueran producto nacional. Una competencia desleal contra la que no se puede hacer nada. Ante esta crítica, Pilar Vera, como presidenta de Mof&Art, explica que ella no puede constatar que eso suceda así, pero que también es cierto que no sé cómo se puede vender un traje de flamenca por 99 euros, puesto que el tejido y la mano de obra suponen unos costes fijos que a ese nivel no se pueden asumir. Y es que este año, con la contención que lo impregna todo, ya no preocupa tanto la copia de modelos de diseñadores en la economía sumergida. ABALORIOS 'SELF-SERVICE' // En la compra de abalorios también se nota que se mira más. Se pregunta mucho el precio y se dan muchas vueltas. De hecho, una moda creciente es la de hacerse una misma sus propios pendientes y complementos. Un ejemplo podía encontrarse en las tiendas Vinda de accesorios para tocados, collares, pulseras en las que estos días había que aguardar un buen rato para ser atendido por la gran demanda. Cristina y Andrea son unas de tantas chicas que este año, por primera vez, han decidido hacerlo así. En la mano, unos pendientes comprados en una tienda. Tienen aún el precio puesto, 22 euros. Son los que voy a utilizar de patrón para hacerme otros dos pendientes. Mi madre me ha hecho tres trajes y es demasiado dinero en complementos, asegura. Es estudiante y está en paro. Preguntará todo lo que le hace falta y se pondrá manos a la obra. ¿Y LA CRISIS? // El desempleo ha hecho, además, que muchas chicas hayan optado por aprender a elaborar este tipo de artesanía y busquen una vía con la que obtener unos ingresos, que den para algunos gastos, en ningún caso para vivir de esto. Es el caso de Sara. Cuando se quedó sin trabajo, esta profesora con oposiciones aprobadas pero sin plaza, conoció a una chica americana que pintaba en acrílico. A ella siempre le habían gustado las manualidades, así que pintó dos camisetas para sus hijas y las colgó en Facebook. Empezaron a llegarle encargos, y Sara comenzó a pintar camafeos y colgantes. Luego, en Navidad una amiga le hizo un encargo en vistas a la Feria, por lo que este año supone su estreno en los complementos de flamenca. Si la buscan en esta red social, la encontrarán en El zoco de Sara. Pendientes que elabora Sara. Como ella, en las redes sociales como Facebook han proliferado páginas de chicas que las utilizan como plataforma para exponer sus productos. Algo que empieza como hobby y que, con el boca a boca, o a través de la exposición en mercadillos artesanales como el que se instala en Los Bermejales, van ganando cada vez más adeptas, porque buscan complementos personalizados y artesanales pero sin que se les vaya mucho de precio. También llegan a acuerdos con tiendas para mostrar sus complementos y funcionan por encargos. María José trabaja en Sin Remedio, en la calle Virgen de Luján. Entre su muestrario hay pendientes, peinecillos, broches, collares y pulseras de varias chicas que se están vendiendo muy bien. Llama la atención una gama que está realizada con cápsulas de Nespresso. Es el primer año que en la tienda venden estos complementos para flamenca y que en colgantes y pendientes de bisutería sí se están vendiendo bien. La imaginación y la destreza se imponen. Su autora es Luisa Herrera, de profesión delineante, ha estado en el paro durante seis meses. Hace apenas dos días la han llamado de su anterior empresa para que se reincorpore, pero en este tiempo constata que hay un boom de todo lo que es artesanal. Una amiga que tenía una tienda de punto de cruz me lo dijo muy claro. Siempre que había épocas de crisis la gente opta por reciclar y hacer sus propias cosas. A ello hay que sumarle las inquietudes personales, la destreza manual y la creatividad, pero es cierto que proliferan los cursos de bisutería para todos los niveles. Sara también lo ha notado. Para ella, al igual que para Luisa, pesó más el desahogo por sentirme ocupada y hacer algo que me gusta que el hecho de ganar un poco de dinero. De hecho, en la tienda donde compra el material dan también clases. Buceando por la red, encontramos Los bolsos de Pepita, un proyecto emprendedor de Dos Hermanas que lideran Desirée y su tío. Empezamos haciendo bolsitos de Feria para amigos y familiares, nada profesional, pero se les fue de las manos por la avalancha de pedidos y decidieron crear una empresa. Con apenas un año de vida, ya hacen diseños también para bodas y trajes de fiesta. Desirée agradece la gran acogida de sus diseños a pesar del momento actual, en el que se nota que las clientas se lo piensan más a la hora de decidir la compra. De nuevo, internet juega un papel fundamental, pues esta vía concentra sus ventas. Además, su blog, la página de Facebook, Twitter y el boca a boca, les funciona muy bien. Con la que cae explica que el auge de la artesanía es una forma de sobrevivir y una alternativa al desempleo, de mucha gente creativa y artesana que hay aquí. Pendientes de gitana con cápsulas de Nespresso Pendientes de flamenca hechos con cápsulas. Cuántas veces habrá pensado en reciclar las cápsulas de Nespresso o en calibrar para qué podían servir más allá del café. Luisa Herrera hace algo más de un año que se hizo la pregunta y acabó elaborando pendientes, colgantes, pulseras y anillos con esta materia prima. Sin embargo, este año se ha lanzado con una atrevida innovación: utilizar estas cápsulas para dar forma a pendientes de gitana, peinecillos, peinas y broches, según explica, está teniendo una gran aceptación. Su precio, entre los 8 y los 15 euros. En el trabajo tomábamos el café pero luego nunca reciclábamos, explica. Así empezó con la bisutería pero no fue hasta que le hicieron un encargo para flamenca, que se puso manos a la obra. Llevo seis meses desempleada y, aunque no da para tirar, sí sirve para mantenerte motivada y no encerrarse en casa mientras uno busca trabajo. Se puede encontrar en el mercadillo de Los Bermejales y en tiendas en Los Remedios, Triana o Sevilla Este. Confía en que el año que viene, las cápsulas inunden el Real.