Las primeras horas de la mañana de la huelga general están dejando paradas y autobuses de Tussam vacíos. También destacan el alto número de bicicletas de Sevici estacionadas en barrios residenciales, como el Cerro del Águila, frente a la ausencia de las mismas en zonas con alta concentración de oficinas, como Viapol.
Muchos bares han amanecido cerrados, aunque algunos se han atrevido a abrir. Es el caso del bar "La Buhaira", frente a la estación de San Bernardo, cuyo dueño, Javier Oliva, ha asegurado que "abren como un día normal". Ya abrió en la anterior huelga general, en 2002, y vendió más que cualquier otro día. Según Oliva, el 70 por ciento de su clientela son funcionarios y trabajadores, que durante los días previos le han preguntado si mantendría el bar abierto o, por el contrario, secundaría la huelga.