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Autopista hacia la debacle de un equipo con rostro de difunto

La soledad del colista. El rostro del jerezano Hugo, una de las perlas emergentes de la factoría de Nervión, encarnaba el sentimiento de la plantilla del Sevilla Atlético, sin una razón firme para creer en la escalada hacia la permanencia. El filial franjirrojo sucumbió ante el Castellón de una forma cruel.

el 15 sep 2009 / 19:31 h.

La soledad del colista. El rostro del jerezano Hugo, una de las perlas emergentes de la factoría de Nervión, encarnaba el sentimiento de la plantilla del Sevilla Atlético, sin una razón firme para creer en la escalada hacia la permanencia. El filial franjirrojo sucumbió ante el Castellón de una forma cruel y encadenó su tercera derrota consecutiva ante un rival que agradeció la debilidad hispalense, con dádiva de De la Bella en forma de autogol incluida, con elegancia.

El síndrome del conjunto que adiestra Fermín Galeote es contagioso. El Castellón de Abel Resino, con un dinámico 4-2-3-1, recurrió a un manual de estilo sencillo y eficaz. El bloque albinegro no buscó una vía de peligro extraña para alzar el máximo botín en litigio. La debilidad del Sevilla Atlético creó una autopista hacia el único propósito del cuadro de Castalia: ganar. El técnico local apostó por revolucionar el once inicial para rentabilizar el factor sorpresa. Ismael y Gallardo, con el corpulento Bernardo en el banco, ejercieron de centrales.

La pizarra fue el primer requisito que nunca aminoró la velocidad del Castellón, que, sin embargo, pudo encajar el 1-0 en un disparo de Hugo dentro del área que Oliva, atento, repelió con seguridad. La réplica albinegra fue de manual. De libro de texto balompédico. Una triangulación exquisita que desnudó las carencias de una defensa rota tras la lesión de Cala. Armenteros perdió un balón fácil en el flanco ofensivo, un generoso regalo que Rafita decoró antes de mandar un sensacional envío a Arana.

El ex bético recibió, encaró a De la Bella y firmó un medido pase al corazón del área, donde el argentino Ulloa, de paladar fino, cruzó con elegancia ante el infortunado Ruyales. 0-1. Fin de la comedia. El panorama pudo haber virado hacia un final feliz en el minuto 35. Óscar Ramírez, que se retiró lesionado, cedió el testigo a Perotti, sin duda una de las piezas más técnicas del B. En su primera aportación, Mora derribó a Hugo en el área. Pérez Lima, frío, no señaló nada. Ulloa pudo sentenciar antes del asueto, aunque Víctor Díaz se erigió en salvador con una rápida intervención.

Infortunio. En el segundo acto, Hugo perdonó el empate tras un formidable envío al hueco de Cordero, el único que aportó criterio en la elaboración. Y el Castellón decidió buscar sin receso el 0-2, un registro que De la Bella autorizó con un tanto en propia meta tras un medido centro del ex bético Diego Reyes. El chiclanero se erigió en decisivo en el éxito.

Triangulaba con claridad y sin la necesidad de imprimir un ritmo frenético el Castellón, displicente en la recta final y que concedió al B fundadas esperanzas de obrar la reacción. Galeote buscó centímetros en el área con Pouga, una caricatura de ariete demoledor. El técnico algabeño arriesgó, dispuso una pizarra atrevida y nutrió de supuesta calidad a los flancos, aunque el enfermo sólo agonizó en silencio. En soledad.

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