En su paso por la provincia de Sevilla el Guadalquivir se expande aprovechando la llanura de su gran valle donde hombre y naturaleza conviven en armonía. Los arrozales de sus márgenes que alimentan sus aguas se convierten en una importante fuente de alimento y refugio para un gran número de especies de aves acuáticas que habitan en sus orillas y en el colindante Espacio Natural de Doñana, como es el caso del chorlitejo.