La diversidad de usos del Guadalquivir deja estampas singulares en las que se refleja una conjunción armónica. La utilización de su cauce hasta Sevilla como una importante vía de comunicación y el aprovechamiento ganadero de su entorno se funden a la perfección, haciendo posible disfrutar al unísono del frecuente trasiego de grandes barcos junto al tranquilo pastar de los animales en sus ricas marimas.