El constructor granadino, José Ávila Rojas, se sentó el lunes en el banquillo de los acusados por un presunto fraude a Hacienda en la venta de dos fincas de la localidad malagueña de Marbella. El procesado se mostró convencido de su inocencia y declaró que tiene "las cuentas claras" con este organismo.
El fiscal pide una pena de ocho años de cárcel para el constructor por dos delitos continuados contra la Hacienda Pública, estas acusaciones derivan de la compraventa en 2001 y 2002 de dos fincas en Marbella, operaciones que según la acusación pública pese a estar grabadas con IVA no fueron reflejadas en sus liquidaciones ni declaradas en el IRPF.
Ávilas Rojas aseguró que fueron sus socios de la mercantil CCF 21 quienes hicieron los trámites y que él se limitó a firmar un papel, " ese IVA no lo incluí porque no sabia que lo había cobrado", "imaginé que mi asesor fiscal sabia lo que tenia que hacer" afirmó. De la misma manera, el constructor aseguró que "tendrá que pasar el trago y aguantar" la notoriedad y la repercusión social que supone estar implicado en el caso. El martes declararán testigos y perítos para acreditar la acusación fiscal.
