Cuando salimos a nuestros pueblos encontramos a personas que llevan realizando un determinado trabajo desde hace muchos años. Algunos han pasado de abuelos a nietos y otros están casi a punto de desaparecer por no encontrar una continuidad en las nuevas generaciones. Recuerdo en El Saucejo a un señor que con raíces de olivo tallaba esculturas, que según me comentaba, están repartidas por toda la provincia. Otros hacen pasos de la Semana Santa de Sevilla con papeles de colores y otros elementos que el trabajo artesanal convierte en autenticas obras de arte. Estos artesanos han dejado su huella en cualquier rincón de la provincia y de la propia capital. Los profesionales que realizan su labor actualmente están de enhorabuena. La Delegación Provincial de Turismo, Comercio y Deporte está muy interesada en que esas profesiones no se pierdan y oferta una serie de ayudas económicas para solucionar la difícil situación de este colectivo. La noticia saltaba hace algunos días. La presentaba el propio delegado Francisco Obregón, un político que tiene, entre otras cosas, la buena costumbre de viajar por la provincia y conocer de cerca a estos artesanos de Sevilla y sus pueblos.