Gracias a una feliz iniciativa del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, se acaban de publicar las obras completas del presidente de la República don Manuel Azaña bajo la dirección y responsabilidad de un experto y prestigioso historiador, conocedor del personaje y su época, como es Santos Juliá. Ya hubo una primera edición en los años 60, hecha en Méjico por la editorial Oasis de la que se responsabilizó Juan Marichal, que escribió una magnífica introducción bajo el título "La vocación política de Azaña". La edición mejicana tuvo una difusión muy restringida por razones obvias. Esta nueva edición incorpora algunos inéditos y sobre todo la parte del Diario que robada en Suiza por un agente franquista y dada por desaparecida durante años, fue publicada en volumen separado al ser devuelta en su día por la familia Franco.
Esta edición que parece ser definitiva ha coincidido en el tiempo con la aparición del último volumen de otras obras completas, las de Ortega y Gasset, compañero de generación y de iniciativas culturales de muy diverso calado y empeñado también como Azaña en la modernización y regeneración política de España, aunque las diferencias políticas los separaran definitivamente en los años 30.
Para el común de los ciudadanos, Azaña es conocido como político, sobre todo por su actuación como gobernante desde la jefatura del Gobierno sustentado por la coalición republicano-socialista. Identificado con la República, la derecha le consideró siempre como el enemigo a batir y fue objeto de una crítica tan implacable como injusta, demonizándole como "el triturador del ejército", perseguidor de la Iglesia Católica y culpable de la desintegración de España. El tiempo ha venido a demostrar la injusticia y falsedad de tales acusaciones hasta el punto de que algún líder de la derecha no ha dudado en reclamarse del pensamiento y la acción azañistas.
La personalidad política de Azaña dejó siempre oculta y en un segundo plan su actividad como escritor e intelectual. Además de pertenecer por oposición al prestigioso cuerpo de letrados de la Dirección General de los Registros y del Notariado, sus preocupaciones intelectuales le llevaron a participar en importantes actividades culturales y cultivar con relativo éxito la novela, el teatro y el ensayo. Sus estudios sobre Ganivet y Valera fueron considerados en su día como notables aportaciones en la valoración de los dos escritores andaluces, sobre todo del mundo novelesco valeriano. Su novela El jardín de los frailes, de corte autobiográfico, recoge la experiencia de Azaña en el colegio de los agustinos en el Escorial y La velada de Benicarló reproduce su estado anímico y su pasión por España en los últimos meses de la guerra civil.
Pero donde el genio de Azaña logró sus mayores cotas, como político e intelectual, fue en sus discursos parlamentarios, ejemplo del parlamentarismo clásico y en los que la improvisación del momento no impide el perfecto uso de la lengua, la crítica acerada pero respetuosa y la contundencia de la argumentación y de la finalidad política.
La publicación de estas obras completas puede ser la ocasión propicia para conocer la obra política y literaria de Azaña y valorar su ejemplo en el largo y difícil camino de la modernización de España.
Antonio Ojeda Escobar es notario