Economía

Aznar aconseja privatizar y recortar el gasto público

Con un discurso claramente liberal pero optimista, algo raro en los tiempos que corren, el ex presidente del Gobierno José María Aznar presentó en la CEA sus recetas contra la crisis. Entre ellas, reducir el gasto público y privatizar empresas de ámbito local y regional. En su alocución no se olvidó de Obama.

el 16 sep 2009 / 00:01 h.

Con un discurso claramente liberal pero optimista, algo raro en los tiempos que corren, el ex presidente del Gobierno José María Aznar presentó ayer en la CEA sus recetas contra la crisis. Entre ellas, reducir el gasto público y privatizar empresas de ámbito local y regional. En su alocución no se olvidó de Obama.

"Tengo la firme convicción de que España puede superar esta crisis, ya que tiene capacidad para volver a ser próspera y dinámica". Así de confiado sobre el futuro económico español se mostró ayer el ex presidente del Gobierno José María Aznar durante la conferencia que impartió en la sede de la patronal andaluza CEA, en la clausura de las jornadas Respuestas ante la crisis.

Un discurso que contrastaba notablemente con el defendido en la jornada anterior en el mismo foro por el Premio Nobel de Economía de 2008 Paul Krugman, que pronosticó para España "un camino doloroso o extremadamente doloroso" por la debilidad de su propia economía.

Aznar, por su parte, defendió que la actual coyuntura "no representa en modo alguno el final del capitalismo", y no se olvidó del presidente de EEUU, Barack Obama, con cuya administración "ha vuelto la tentación proteccionista". En cualquier caso, subrayó que la posibilidad de que la economía mundial viva una depresión de las características de 1929 "es baja".

En lo que se refiere a este punto, pronosticó que "si los políticos no se han encargado antes de forzar el colapso económico", el capitalismo no sólo no desaparecerá sino que la economía norteamericana "saldrá disparada hacia una nueva senda de crecimiento".

Respecto a España , el ex presidente lamentó que la crisis "tiene raíces económicas, pero también políticas y morales", pues llegó al país "cuando ya estábamos sumergidos en una crisis de valores, que explica la diferencia de impacto y profundidad" de la recesión. "No hay espacio para políticos con minúsculas, que no ven más allá del día siguiente, que no valoran más que la encuesta de la semana o el eslogan más o menos afortunado", sentenció.

Muchas fueron las recetas que expuso ayer el ex mandatario para hacer frente a la coyuntura. "La política económica requiere cambios profundos", advirtió, para después proponer una "Agenda Nacional de Reformas muy ambiciosa", donde incluyó la apuesta por la austeridad, el recorte del gasto público, la reestructuración del modelo autonómico, la rebaja de impuestos y una nueva oleada de privatizaciones de empresas públicas, "sobre todo en el ámbito autonómico y local".

Respecto a la austeridad, apuntó que "debe ser máxima en el conjunto de las administraciones públicas" y aseguró que a ello debe unirse "la restricción de las ofertas de empleo público".

En lo que al modelo autonómico se refiere, instó a que éste "no comprometa la viabilidad del Estado, ya que hemos pasado de reconocer la pluralidad a cuestionar lo común y eso no nos fortalece. Nos debilita".

Asimismo, abogó por debatir "sobre la conveniencia de las centrales de energía nuclear de nueva generación", teniendo en cuenta la dependencia española, y sobre una reforma laboral "que no eluda la negociación colectiva, las modalidades de contratación, la movilidad geográfica y laboral o los incentivos a permanecer activo y empleado en el marco de la prestación por desempleo".

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