Pese a que el Ejecutivo se llena la boca con la futura ley de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, defendió ayer que José María Aznar fiche por el bufete de abogados que, en 2003, intentó que el expresidente consiguiera la medalla de oro del Congreso de Estados Unidos. Aznar pagó 1,6 millones de euros de dinero público para lograr ese galardón, que finalmente no recibió. El exjefe del Ejecutivo puso en marcha su idea en mayo del 2003, poco después de que George W. Bush decretara oficialmente lo que él pensaba que era el fin de la guerra de Irak, un conflicto en el que España participó pese a que tenía un rechazo del 90% de la población. Según publicó Expansión, el expresidente ha sido contratado por el despacho de abogados DLA Piper, para asesorarle sobre Latinoamérica. Aznar combinará este cargo con su puesto en Endesa y en Newscorp. Sáenz de Santamaría apoyó esta decisión porque no incumple la ley de incompatibilidades. Una vez pasados los plazos y requisitos de la norma, cualquier persona puede desarrollar una actividad profesional o empresarial dentro del cumplimiento de la ley, añadió al ser preguntada sobre si este tipo de fichajes ayuda a mejorar la imagen de los políticos. Respecto a si la futura norma de transparencia pondrá coto a esta puerta giratoria entre la Administración pública (y el dinero público, en este caso) y las empresas privadas, se limitó a decir que es una ley de transparencia, no de incompatibilidades. EVITAR EL ENCONTRONAZO En la habitual rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, la número dos del Ejecutivo evitó comentar la entrevista del expresidente en Antena 3 el miércoles y esquivó de nuevo un encontronazo con él. Pero en una cuestión sobre la supuesta pasividad gubernamental que denunció José María Aznar, Santamaría quiso responder con hechos y blandió la ley de emprendedores que acababa de aprobar el Gabinete de Mariano Rajoy. El envite del presidente de FAES sigue como tema estrella de la semana y surgió ayer en la entrevista que RNE le hizo a José Luis Rodríguez Zapatero. El exlíder socialista, para marcar distancias con su antecesor en la Moncloa, declaró que no saldrá de su boca una crítica a Rajoy. Según fuentes del entorno del exjefe del Ejecutivo, esta intervención radiofónica estaba acordada mucho antes de que se supiera que José María Aznar acudiría a Antena 3.