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Bacca: exprimido a más no poder

Unai Emery tiene en él a su máximo goleador y único delantero referencia a día de hoy, y esto pasa factura. Kevin Gameiro sigue inédito y la presencia de Iago Aspas ha sido casi testimonial.

el 29 sep 2014 / 10:52 h.

bacca aleix denis krycho-efe_opt Bacca recibe la felicitación de sus compañeros tras marcar al Getafe. Foto: EFE. Una de las grandes virtudes del Sevilla la pasada campaña fue su capacidad goleadora, determinante a la hora de ganar la Europa League y mantenerse en la lucha por una plaza de la Liga de Campeones hasta la recta final del campeonato. Los nervionenses marcaron nada menos que 110 goles en los 59 partidos disputados (1,86 de media). De esos 110 goles, 69 los marcó en Liga, competición en la que sólo Real Madrid (104), Barcelona (100) y Atlético (77) firmaron más. El Athletic, cuarto clasificado y, en consecuencia, equipo con plaza Champions al cierre del ejercicio, anotó 66. El registro de 69 goles en Liga logrado por el equipo de Emery sólo ha sido superado, en lo que va de siglo, por el Sevilla de la temporada 2007-08, que dejó el listón en 75 dianas. Carlos Bacca y Kevin Gameiro, fichados meses antes del inicio del curso 2013-14, fueron los dos máximos realizadores del equipo. Entre ambos celebraron 42 goles (38% del total del equipo) repartidos por igual: 21 cada uno. Gameiro logró 15 en Liga y seis en Europa, mientras que Bacca anotó 14 y siete, respectivamente. Junto a ellos, Ivan Rakitic, autor de 15 dianas (doce en el campeonato nacional y tres en competición europea), completó una tripleta absolutamente demoledora. La marcha del internacional croata al Barcelona ha privado a Emery de una de sus grandes referencias sobre el césped. Bacca y Gameiro continúan formando parte del proyecto, aunque hasta el momento sólo el colombiano ha entrado en escena. Lo ha hecho, además, con goles: cuatro en estas seis primeras jornadas de Liga. Bacca no vio puerta en la primera, frente al Valencia, pero sí en las tres siguientes: Espanyol, Getafe y Córdoba (dos tantos). Contra el Atlético, ni remató. El colombiano estuvo este verano con su selección en el Mundial, aunque problemas físicos le privaron de mostrar a todos el gran rendimiento que había dado en el Sevilla. Luego, cogió vacaciones y, tras las mismas, se reincorporó al plantel. No se le vio bien en su puesta en escena, aunque, como todos, necesitaba un tiempo para alcanzar un nivel de forma óptimo. Ya con el inicio de Liga, su trabajo y el de sus compañeros se tradujo en victorias... con goles del delantero. Hasta este fin de semana, al Sevilla le iba todo de perlas, pero en el Calderón vivió una derrota con muchas lecturas. Entre ellas, la que refleja a un Bacca exprimido al máximo por Emery. Tal es así que, además de disputar los 90 minutos en la Supercopa, ha jugado 532 de los 540 posibles tras seis jornadas de Liga disputadas. Pero no queda ahí la cosa: también fue titular ante el Feyenoord, en el primer choque de la fase de grupos de la Europa League. Jugó 62 minutos, aunque cuando fue sustituido el choque iba 2-0 y la superioridad del Sevilla era absoluta. Sin Gameiro, inédito hasta el momento por sus problemas de rodilla, y con Iago Aspas en un segundo plano que llama la atención, el Sevilla se encomienda a Bacca. El problema es que ni éste puede hacerlo todo ni, pese a sus cuatro goles, da la sensación de estar aún a su mejor nivel. Dos de esos tantos fueron de penalti; los otros dos, rematando prácticamente a placer tras pase de Coke (Espanyol ) y Aleix (Córdoba). En cualquier caso, a Bacca no se le puede culpar de la debacle del Calderón. Sus números, en cualquier caso, hablan por sí solos: cero remates, cero asistencias (de gol o sin gol), cero regates, 15 balones perdidos, un balón recuperado, una falta recibida, una falta cometida... Lo suyo, además de estar muy desacertado, fue luchar solo ante el peligro. Emery, pese a la pobre actuación del colombiano y el resultado adverso, decidió mantener a Iago Aspas en el banquillo. Y mientras tanto, Bacca corría de un lado a otro con la lengua fuera. No fue el día para nadie.

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