La primera pregunta que el auditorio realizó al embajador canadiense era de esperar, tras el anuncio del Gobierno canadiense de que precisará un importante cupo de mano de obra cualificada, cifrada en 320.000 trabajadores, cuando en Europa el empleo se destruye a velocidad de vértigo: ¿Cómo se canalizará la búsqueda de estos trabajadores? Allen recordó ayer que, en especial en los sectores de la construcción, del gas y del petróleo, su país precisará a decenas de miles de empleados hasta el año 2020, de los que 3.000 se requieren "casi inmediatamente".
Canadá iniciará el 2 de enero un programa federal para atraer a trabajadores cualificados de todo el mundo, específicamente electricistas, mecánicos, soldadores y otros empleos que serán especificados en una lista en cuya elaboración trabaja el Gobierno. El embajador, por su parte, invitó a seguir las novedades de la convocatoria a través de internet.
Entre los requisitos para acogerse a estas ofertas de trabajo se requiere tener una experiencia de dos años y cierta capacitación lingüística, aunque Allen admitió ayer que Canadá ya ha previsto "bajar las exigencias de inglés y francés, porque el Gobierno entiende que no todo el mundo ha tenido la oportunidad de viajar y aprender estos idiomas, y que se puede trabajar en estos sectores", más técnicos que intelectuales, sin que la capacitación lingüística tenga que ser tan elevada.
El ministro canadiense de Ciudadanía e Inmigración, Jason Kenney, explicó ayer que sus centros formativos no han sido " capaces de producir suficientes trabajadores cualificados" para los sectores de la minería y la construcción, produciéndose la "paradoja" de un desempleo juvenil del 15% entre licenciados de cierto nivel académico, en una economía "con cientos de miles de puestos de trabajo vacantes".
Además de esta necesidad de operarios, Allen destacó que existen "oportunidades para titulados universitarios, estudiantes de los últimos cursos y profesionales jóvenes" a través de programas que permiten pasar más de un año en Canadá, realizando trabajos temporales para financiarse la estancia en el país y establecer contactos que puedan servir para conseguir un futuro empleo.
El embajador respondió con ironía cuando fue interpelado sobre las similitudes entre la situación de Cataluña en España y Quebec en Canadá: "Usan Quebec como ejemplo tanto los que quieren a Cataluña separada de España como los que no", aseguró. Según el embajador, Quebec "es ahora una provincia fuerte en su economía, con escuelas y universidades; los quebequenses han decidido quedarse en Canadá y el Gobierno ha fijado las reglas", puesto que la ciudad fue reconocida por el Gobierno como una nación dentro de Canadá después de rozar el sí en el último referéndum de independencia, una consulta contemplada en la Constitución "porque en Canadá la separación no está prohibida y puede hacerse siguiendo la Constitución", remarcó. Eso sí, si se consulta, "la pregunta debe ser muy clara: ‘Se quiere separar de Canadá o no', no vale preguntar sobre si se quiere el pasaporte o la moneda, debe ser un pregunta simple", indicó el embajador. "No sé si esas reglas podrían ayudar a España", concluyó.
