Sus resultados mejoraron notablemente. En las autonómicas de 1990, cuando Gabino Puche presidía el partido, lograron el 22% de los votos, a años luz del PSOE. En la siguiente cita regional con las urnas, con una formación renovada con Javier Arenas al frente, avanzaron doce puntos. Para el líder del PP andaluz, hay "un antes y un después" del congreso de Sevilla. En eso coincide con la ex alcaldesa Soledad Becerril, que se afilió "en torno" a la celebración del congreso. Arenas llevaba sólo seis meses en el partido y tuvo un papel secundario (se ocupó de algunas ponencias), pero poco después se incorporaría al equipo de confianza de Aznar, que lo nombró vicesecretario general en el 91. "Fue un momento clave, apasionante. Estrenábamos siglas [desapareció Alianza Popular] y se consolidó un PP centrista y rejuvenecido", recuerda.
Hay otro factor a su juicio crucial que abrió paso a una nueva etapa en la que el PP se quitó los "complejos" y quiso demostrar que no hay bastiones socialistas invencibles. "El congreso se hizo en Sevilla porque Aznar, como todos los presidentes, tenía claro que para gobernar en España hay que conquistar Andalucía", sostiene Arenas. Entonces se asumió la idea de que el cambio político era posible -el PP llegaría a La Moncloa seis años después- y se acunó la expresión el espíritu de Sevilla para definir la alternancia. Arenas recuperó hace unos meses esa misma expresión y el espíritu de Dos Hermanas, que surgió tras el multitudinario mitin en el municipio nazareno, es el que, según el PP, le llevará a la Casa Rosa. Ahora las encuestas están por primera vez de su lado, pero no es tarea fácil que en Andalucía los populares logren el vuelco político que consiguió Aznar en el 96.
Cómo veían a Aznar. Arenas está convencido de que el congreso de Sevilla dio "autoridad moral" al ex presidente del Gobierno, que ya salió como "líder reforzado" unos meses antes cuando se presentó a las elecciones generales. Antonio Sanz, que en el 90 tenía 20 años y presidía las Nuevas Generaciones de Cádiz, admite que Aznar era "poco conocido" en Andalucía, pero que su discurso e ideas "gustaron mucho".
El PP-A se volcó con Aznar "igual que ha hecho con todos los presidentes, muy al estilo de cómo somos los andaluces", opina el vicesecretario general, Ricardo Tarno, que hace dos décadas participó en la organización del congreso como miembro de NNGG. En ese momento, la portavoz del PP-A, Rosario Soto, tenía 15 años y, aunque le "atraía" la política, le sonaba lejana. Sí reconoce que "admiraba" a Aznar y que lo veía como la "esperanza de futuro" ante un PSOE "deteriorado".
El congreso de Sevilla fijó la hoja de ruta de los populares para llegar al gobierno. El PP andaluz vive ahora un momento dulce porque la crisis está haciendo mella en la hegemonía socialista, pero en el camino hacia la Junta tiene que afrontar retos clave. El próximo y más importante son las elecciones municipales, que medirá las opciones reales de Arenas y dirá si el partido debe reinventarse de nuevo para escenificar el cambio.