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Bajo el paraguas de la autenticidad

el 18 nov 2010 / 11:31 h.

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Medio hombre medio guitarra es el título del nuevo disco de Raimundo Amador y toda una declaración de intenciones: "Sin la guitarra no me siento bien. No puedo estar mucho tiempo sin ella, me da el mono. Tocar es para mí una función vital", reconoce.
Este nuevo trabajo lo ha grabado en casa, colaborando estrechamente con su hijo. "Buscábamos un sonido más crudo, más gordo, más oscurito.

Después de trabajar con Howe Gelb (de Giant Sand) me ha cambiado un poco el concepto del sonido. Lo hemos grabado todo a la vez y mezclado con una mesa analógica de principios de los 70. Y no lo hemos hecho en carrete porque ya se hubiera salido del presupuesto", agrega Amador.
En los créditos aparece un montón de buenos amigos: Zatu de SFDK, Juan Perro, El Pele, Matt Bianco... Ni siquiera falta el recuerdo para el malogrado Antonio Vega, "que nos sorprendió con unas guitarras a lo Jimmy Page con un punto de bulerías", recuerda. "No hay dos temas parecidos en este disco. Hay quien encuentra una veta y la explota a la saciedad, pero yo necesito buscar continuamente", explica el músico.

Tanta promiscuidad musical acaba dando al conjunto una variedad de lo más sugerente, aunque siendo un devoto de Jimi Hendrix y de Camarón quien lleva la voz cantante, no es de extrañar que los polos magnéticos sean el blues, el rock y el flamenco. "Hay una zambra árabe por blues del Mississippi, muy puro. Hay está todo, Bin Laden, Busj, ¡todo! Luego hay un hip hop muy americano, pero al mismo tiempo tiene un toque muy árabe, me gusta poner mucho turbante en las melodías".

Por otra parte, Raimundo explica que este álbum es, en cierto modo, una especie de diario tocado y cantado de las cosas que han sucedido en su vida en el último año. Las buenas y también las malas: "Todo es bueno para componer, todos los momentos me inspiran, incluso los tristes. Cuando murió mi padre escribí un tema, y al tiempo murió mi hermano... Toda esa rabia, esa impotencia que sientes, está en las dos canciones que les dedicó, y son los que más me gustan de todo el repertorio. Es curioso, porque del mosqueo salió una cosa muy dulce".

Depositario del espíritu de Veneno y Pata Negra, los grupos que revolucionaron el rock andaluz en los 80, Raimundo Amador no quiere dejarse cegar por la nostalgia, pero tampoco ignora el peso de ese legado: "Es una responsabilidad. Estábamos muy locos y con ganas de inventar algo. Si te das cuenta, lo último que se ha inventado en la música de los últimos años es Nirvana. Todo lo demás es recordar los años 60 y los 70".
Medio hombre medio guitarra se acompaña de un DVD con más invitados especiales, de Manuel Molina a Tomasito, pasando por Moraíto, Juan de Juan o varios miembros de su familia. Ahora lo que espera es lanzarlo también en vinilo: "Si ahora me regalan un Cd lo agradezco, pero no me vuelvo loco de contento. Con un vinilo sí, te recuerda a cuando eras chavalillo, el rollo de ponerlo en el picú...". n

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