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Balonazos para Pereira

El Betis volvió a ser lento, a tener pocas ocasiones, a ser un agujero por una banda y a perder. Cómo no estará de mal que su táctica final fue jugar por arriba tras cambiar a Jorge Molina por Jonathan Pereira.

el 20 feb 2011 / 20:54 h.

Así empezó y así acabó el Betis.
Ya está el Betis en una de esas fases de atasco total y encefalograma plano en las que sus futbolistas parecen incapaces de ganar ni a unos infantiles y su entrenador falla más que acierta. Crisis así se repiten periódicamente desde hace cinco años y, como ya ocurrió en estos momentos críticos de otras temporadas, no se vislumbra por dónde puede salir el Betis de este agujero negro futbolístico. En Valladolid, Pepe Mel dio una vuelta más a su planteamiento: quitó a Goitia, colocó a Rubén Castro de claro interior y alineó a Emana y Jorge Molina como delanteros. Dice el técnico que su equipo compitió. Más que competir, lo que hizo fue contenerse un poco para reforzarse en defensa y jugar al mismo ritmo que su rival, lento y sin apenas profundidad. Actuó el tridente, pero como si nada: Rubén en la banda es menos Rubén, Emana sencillamente no está en forma y Molina se ha dejado los goles en el Elche. El Betis no está en ataque y tampoco en defensa. El Valladolid, sabedor de que Salva Sevilla no recula, se cebó con Nacho, incapaz ante la superioridad que le creaban Nauzet, Barragán y Javi Guerra, y por ahí se gestó el gol. Algo debe hacer Mel con las bandas, porque la inferioridad por los flancos es flagrante desde hace muchos partidos. La segunda parte, por lo demás, fue de una planicie total, en el césped y en el banquillo. A falta de veinte minutos, el entrenador quitó a Molina (1,89 metros) y metió a Pereira (1,66)... y el Betis se dedicó a buscar el área rival con balonazos por arriba. Si esto no es un equipo desquiciado...

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