La playa de Valdelagrana en El Puerto de Santa María es una playa con el distintivo de Bandera Azul. / Laura López Por Laura López. El galardón anual promueve y premia la participación en iniciativas ambientales voluntarias de las autoridades municipales, la población y los agentes del sector del turismo. Los criterios para obtener la Bandera Azul se agrupan en cuatro áreas, calidad de las aguas de baño, información y educación ambiental, gestión ambiental y seguridad, servicios e instalaciones. En playas de La Línea de la Concepción, Barbate, Algeciras, Conil de la Frontera, Cádiz, El Puerto de Santa María, Chiclana, Rota y Chipiona ondean ya sus banderas azules. Este distintivo constituye un símbolo, reconocido y valorado por decenas de millones de usuarios de playas y puertos, y un estándar mundial de ecocalidad turística, promovido por la OMT (Organización Mundial del Turismo) y el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente). La playa de Cortadura en Cádiz es otra de las premiadas. / Laura López Su éxito global se debe a que responde a una necesidad social universal, sentida y atendida por la FEE (Foundation for Environmental Education). El Jurado Internacional Bandera Azul 2014 ha concedido a España 681 Banderas Azules, 573 a playas y 108 a puertos deportivos. Estas 681 Banderas Azules constituyen un nuevo récord, así como el mantenimiento, ininterrumpido, desde 1987, de nuestro liderazgo a nivel mundial. ADEAC asegura que en un mundo globalizado y en crisis, nuestras playas no pueden competir en simples términos de calidad y precio, sino en otras cualidades que pueden diferenciar nuestra oferta, tales como el acceso libre y gratuito a todas las playas, gestionadas como bienes y espacios públicos, una información transparente, detallada y accesible sobre sus características y servicios, un exquisito cumplimiento de la legislación litoral y ambiental, seguridad física en la arena y en el agua, un salvamento y socorrismo especializado, capaz de atender a personas en distintas situaciones de discapacidad o con necesidades especiales, una cultura de prevención de riesgos en unas playas promotoras de salud, en conexión con un sistema público sanitario para todos, calidad y atención a sus usuarios, una oferta complementaria de educación ambiental en zonas naturales sensibles, con nuevas posibilidades, como los senderos azules y centros de información e interpretación y una oferta complementaria cultural y de ocio en el entorno rural, que ponga en valor su patrimonio etnológico y natural o de alojamientos hoteleros más sostenibles. Y además apunta que todos somos necesarios para conseguir y mantener que, aquello que hace 25 años constituía en nuestras playas una excepción al alcance de unos pocos, hoy sea ya un derecho gratuito y exigible, por parte de todos los usuarios de playas con Bandera azul, en destinos más sostenibles para viajeros más responsables.