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Banderas resucitó el espíritu andaluz

El Hijo Predilecto de Andalucía emocionó con una conversación imaginaria con García Caparrós, homenajeado 36 años después de que una bala acabara prematuramente con su vida mientras luchaba por la autonomía

el 28 feb 2013 / 13:54 h.

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José Antonio Domínguez Banderas (Málaga, 1960) no veía el vaso de agua que tenía a la mano en el atril. Los nervios, "la responsabilidad", le cegaban. "Al principio tenía la boca seca, seca, seca, no podía ni hablar", le narraría a su hermano eufórico cuando ya todo había pasado. Banderas, actor internacional y director de cine, por fin vio el agua, bebió y tragó emoción. Casi eran las dos de la tarde. En ese momento, arrancó de verdad el discurso, escrito por él entre Los Ángeles y los aviones, pero con letra y manufactura andaluza. Ayer, con unas gafas a mitad de la nariz que no lograban distraer su belleza, sobre las tablas del Teatro de la Maestranza, le puso voz a sus diez folios y contagió de emoción. Su compañera, la pintora sevillana Carmen Laffón, Hija Predilecta, reconocería poco después que para ella aquel discurso "hermosísimo" había elevado aún más "el honor" que sentía.


"Andalucía es en estos momentos una necesidad", proclamó Banderas en un magnífico diálogo imaginario con Manuel José García Caparrós, condecorado ayer también con el título póstumo de Hijo Predilecto, 36 años después de que muriera a los 19 años en la primera gran manifestación por la autonomía andaluza. Su hermana no tenía palabras: "Superorgullosa", decía mientras celebraba que por fin Caparrós quedaría ya "para siempre en la memoria de todos los andaluces". Fue una de las defensas más emocionantes de Andalucía oídas en este acto institucional. El malagueño rompió moldes y se llevó aplausos y algo más. A García Caparrós en 1977 una bala le quitó la vida en Málaga durante la primera gran manifestación por la autonomía andaluza. Banderas estaba allí, dos calles más abajo, y tenía más o menos su misma edad. "Era algo mágico, sobrenatural", declararía después el cineasta, ambos habían estado muy cerca y ayer volvieron a compartir escenario homenajeados por Andalucía a la vez. "La vida cerraba el círculo" muchísimos años después. Esta parte del discurso, la más celebrada, "fluyó de manera natural". Le salió así, indica Banderas y chasquea los dedos. "Casi de escritura automática", narró a la prensa.


"Dame la mano hermano y salgamos de nuevo a la calle como ese 4 de diciembre", le dijo Banderas a su paisano y coétaneo con lágrimas en la garganta. Regresó a su juventud, a los 17 años y en primera persona relató cómo vivió la manifestación que acabó con la vida de García Caparrós y abrió la puerta de la autonomía andaluza. "Ahora trataré de desnudarme. 1977, 17 años, con los bolsillos vacíos y el alma llena de ilusiones". La manifestación se coló en su ensayo y obligó a suspenderlo. Banderas se lanzó a la calle. Recordó las sonrisas y el orgullo de la gente. Después, "de la sonrisa al miedo, luces de los antidisturbios, caídas, humo, a pocos metros Caparrós caía abatido". Podría haber sido él, admitió Banderas. "Manuel José, hoy sé que el disparo que te mató podría haberse alojado en cualquiera de los que estábamos cerca de ti. Podría haber sido para mí y todo lo que desde entonces me ha acontecido habría sido borrado. Las cosas que he visto, la gente que he amado, la hija que tuve, las batallas que gané y las que perdí no existirían. Eso es lo que te fue robado". A partir de ahí, la emoción se apoderó del Teatro. Banderas llamó a Andalucía a recuperar aquel espíritu con el que el pueblo conquistó la autonomía y su futuro. Los aplausos desbordaron el acto. Y el malagueño lloró, como buena parte de la platea.


"Hermano dame la mano y volvamos al Día de Andalucía del año 77, y completemos lo inacabado. Salgamos de nuevo a las calles de nuestra tierra para gritar lo que no pudo salir de tu garganta. Que somos un pueblo que respira libertad. Que el andaluz camina sin miedo a perder su identidad pues está soldada a lo más profundo de su alma. Que entre el ser o no ser, Andalucía siempre eligió el ser. Que reconocemos nuestra imperfección y en esto sólo vemos un estímulo para seguir creciendo. Que en estos días turbios y confusos no podemos correr el riesgo de convertirnos en aquello que criticamos. Que para vivir la vida hay que mirar hacia adelante, pero para entenderla hay que mirar hacia atrás. Por eso me apoyo en ti Manuel José, y te digo que en estos momentos difíciles Andalucía para mí no es una región, o un pueblo, un sentimiento, una idea, o un proyecto, Andalucía es para mí en estos momentos una necesidad". Le dijo Banderas a Caparrós.


Arrancó con un grito contra "la maldita crisis" y unas palabras de reconocimiento y apoyo "por la letanía de quienes sufren y pelean por mantenerse a flote", con una crítica dura a los "despiadados mercados". "Hoy también había manifestaciones en la calle y tiene todo el derecho porque lo que está ocurriendo ya está pasando de castaño a oscuro", dijo Banderas, que lanzó un mensaje "optimista, de esperanza".


Sobre el escenario, el "Hamlet malagueño", como se denominó, pasó del yo al ellos e hizo una preciosa descripción de cada uno de los andaluces galardonados. "Cuando lo bello es bello da miedo, por eso siente uno, mirando los cuadros o las esculturas de Carmen Laffón ese escalofrío especial que se siente al contemplar la belleza en estado puro, y a poco que te dejes llevar, puedes notar como se te humedecen los ojos y de estos brotan lágrimas que vienen a ratificar la profunda honestidad de su obra·, le dijo Banderas a la pintora sevillana. Siguió con emoción, con admiración y hasta con algún guiño divertido, como cuando le pidió al director de cine "Don" Alberto Rodríguez que lo llame. "Esperemos que el tiempo y el sentido común subsanen ese defecto", le dijo entre risas. O cuando le dedicó una letrilla a la militar Esther Yáñez, capitana de corbeta, de uniforme sobre el escenario: "Con las bombas que tiran los fanfarrones se hacen las capitanas tirabuzones", copleó entre aplausos. "Las andaluzas son de armas tomar", añadió.


Recogieron su Medalla el periodista Enrique García,toda una vida dedicada a la radio en Andalucía, pionero en poner voz a un informativo regional y primer portavoz del Gobierno andaluz de Rafael Escuredo. También los empresarios Dolores Gómez, empresaria agrícola emprendedora y audaz, y Manuel Barea, que con 16 años se puso tras el mostrador de la tienda familiar y es hoy un referente de la distribución alimentaria, capaz de mantener su plantilla intacta pese a la crisis. Fue igualmente el día de la médico Marina Álvarez, luchadora contra el cáncer de mama desde la sanidad pública. Y lo celebró el cantaor Manuel Gerena, un mito del flamenco protesta, luchador contra Franco, con 32 discos grabados y seis libros de poesía publicados. Se premió el arte de la pintura del granadino Miguel Rodríguez Acosta, "sabio del grabado y la ilustración". Y con la Medalla "del campeonato de ayudar a los demás", en palabras de su hija, fue reconocido el presidente de la ONCE en Andalucía, Patricio Cárceles. Elegante y agradecida recogió su galardón la bailarina María Rosa, una larga vida dedicada a la coreografía. El portero de Los Hispanos, el jugador de balonmano José Manuel Sierra, fue muy aplaudido. Casi tanto como el presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara, barcelonés y andaluz, ayer todavía más.


Todos estos andaluces, dijo el malagueño, dan esperanza hoy, en los momentos más difíciles. "Andalucía es para mí en estos momentos una necesidad. Por eso vuelvo y nunca me separo el todo", concluyó Banderas, que confesó a los periodistas que ahora tiene que intentar "no fallar". "Siento miedo a meter un patazo y que digan: Mira, este es el Hijo Predilecto".

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