Denis Suárez es junto a Éver Banega uno de los candidatos para elaborar el último pase a Bacca. Foto: EDD.
Hay jugadores que tienen magia. Atesoran esa cualidad de pensar un segundo antes que el resto, de ver esos espacios que para el común de los mortales son imposibles de localizar. Algunos lo llaman desatascadores de partidos. Otros, simplemente genios. La salida de Rakitic dejó huérfano al equipo de ese hombre con la varita mágica transformada en pierna derecha. Hasta 41 asistencias acumuló el croata en 149 apariciones con el Sevilla. Unos datos demoledores, que magnifican la importancia del actual jugador del Barcelona por Nervión. Las dos armas contratadas por Monchi para paliar esta sensible ausencia tienen nombres propios: Ever Banega y Denis Suárez. Ambos futbolistas son bien distintos. Incluso se suelen mover por partes del campo distintas. Aunque algunas de sus virtudes, indiscutiblemente, son comunes: mover la pelota al primer toque, visión de juego, último pase y, en último extremo, el gol.
Tanto argentino como gallego suman en su paso por Valencia y Barcelona B, respectivamente, esas mismas 41 asistencias que dejó Rakitic como huella. Unai Emery trata de encontrar la fórmula para que ambos convivan en el terreno de juego sin que el equipo se resienta en el aspecto defensivo. Banega ha llegado para jugar en el doble pivote, mientras que Denis se desenvuelve mejor cerca del delantero. Su sociedad, en cuanto vaya creciendo, será la mejor noticia para un Carlos Bacca que necesita de la ayuda de sus compañeros para martillear las porterías adversarias.
Esa convivencia, que incluiría la titularidad de Ever Banega, algo que hasta ahora no se ha producido, puede llegar este fin de semana en el encuentro con el Getafe. El jugador está preparado y su entrenador lo sabe. El único miedo que tiene Unai es romper el buen hacer que tanto Iborra como Krychowiak le han dado al equipo desde el centro del campo. Aun así, el vasco es consciente de que tiene que ir dando cabida a un jugador del nivel de Banega, sobre todo en partidos como local y ante rivales teóricamente inferiores, como es el actual Getafe. Esa titularidad del exvalencianista dejaría fuera del equipo a Vicente Iborra. Al igual que el pasado año, siempre se rompe la cuerda por el lado del valenciano.
Con Banega en el doble pivote se vería un Sevilla diferente al de las dos primeras jornadas. Un equipo con mando en plaza. Como cuando Unai colocaba a Rakitic, a inicios de la pasada temporada, en el doble pivote. Un jugador que juegue en corto y largo. ¿El inconveniente? Que el Sevilla se rompa por el centro y no sepa controlar los contragolpes del rival. Lo que es seguro es que el conjunto sevillista ganará en posesión de pelota como en el control del juego, circunstancias que no se le han visto hasta la fecha. Emery siempre dice que le gusta llevar el mando de los partidos. Aunque hay muchas formas de mandar sin tener el control permanente del balón. Y por ahí sí que el Sevilla suele desarrollar su juego: fuerte presión en el medio; una defensa adelantada que aleje al contrario de su portería; y rápidas jugadas de ataque que concluyan en gol. Sea como fuere, los equipos, finalmente, lo hacen los futbolistas. Con Banega sobre el campo, seguro que ganaremos en continuidad en el juego y es un buen compañero de asociación. Así de claro se mostraba el joven Denis Suárez después de la primera jornada de Liga. El jugador que aún pertenece al Barcelona sabe que con el argentino cerca de él, no toda la responsabilidad en la creación recaerá sobre sus hombros. Una ayuda extra que agradecerá, no sólo Denis, sino jugadores como Aleix Vidal, Vitolo y, sobre todo, el goleador del Sevilla: Bacca. Estoy acostumbrado a jugar de pivote. También jugué un poco más adelante, tanto en Valencia como ahora los ratos que salí en Sevilla, explicó Banega en Canal Sur Radio. Yo estoy bien para competir y preparado para jugar cuando el entrenador lo considere oportuno, añadió.
El mediocentro no quiso entrar en lo que comentó Emery pocos días después de su contratación. El entrenador del Sevilla vino a decir que él no había pedido explícitamente el fichaje de Banega, que él no entraba en eso. Lo quiso puntualizar y dejar todo el tema cerrado. Para el argentino esto no tiene importancia, al igual que la constante comparación que van hacer de su juego con el de Rakitic. Sabe que esa sombra planeará sobre él durante toda esta primera temporada como sevillista. Es un pequeño problema o acicate, según cómo se tome esta presión, con la que tendrá que aprender a convivir. Rakitic hay uno. Banega es otro jugador. Y Denis Suárez, igualmente, reúne otras características. Pero lo que los tres tienen en común es que el público del Sánchez-Pizjuán se emocionará (o emocionó) con su juego.
