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Barbarie contra las mujeres

La violencia contra la mujer volvió a mostrar ayer su cara más brutal. Otras dos asesinadas de una forma ruin. Y esa dramática lista que ya se acerca a la veintena de muertes sólo en lo que va de año, más de una asesinada por semana, sigue creciendo. Parece un problema sin solución.

el 15 sep 2009 / 01:44 h.

La violencia contra la mujer volvió a mostrar ayer su cara más brutal. Otras dos asesinadas de una forma ruin. Y esa dramática lista que ya se acerca a la veintena de muertes sólo en lo que va de año, más de una asesinada por semana, sigue creciendo. Parece un problema sin solución. Sin embargo, la sociedad en su conjunto está obligada a terminar con una pandemia impropia de un país civilizado como España. En la pasada legislatura se dieron pasos vitales para desenmascarar la violencia machista. Los juzgados especiales junto el resto de reglamentos que contempla la Ley Integral contra la Violencia de Género, además de un teléfono para las maltratadas (016) que guarda absoluto anonimato, por primera vez, son indudablemente medidas necesarias y eficaces, pero no suficientes. Cerca de 200.000 maltratadores, 60.000 de ellos con sentencias condenatorias firmes, integran el registro estatal abierto desde el año 2005, cuando la Administración puso en serio en el centro del debate político esta sangría doméstica. Pero la crónica negra casi diaria avala que hay muchos más en la calle. Y aunque la ley y la presión colectiva está provocando que en numerosos casos el agresor prefiera ya suicidarse que soportar la vergüenza social consiguiente por su criminal acto -así ocurrió ayer tras el asesinato de Almería- todavía se toleran con enorme frivolidad comportamientos machistas dentro de las familias, los bares, los colegios, la publicidad y los medios de comunicación. El Gobierno progresista surgido del 9M está obligado a volver a poner la violencia machista entre las prioridades de su gestión. La oposición y otros colectivos tan sensibilizados con la moral como la Iglesia deberían hacer lo mismo. Y además de añadirse nuevas medidas a las ya existentes deberá hacerse especial hincapié en la educación de los más pequeños y los adolescentes porque es precisamente ahí donde se oculta la solución y se alimenta el agravamiento del problema si nada se hace. Sólo trabajando hasta la saciedad con el concepto de igualdad en las escuelas podrán evitarse alguna vez más días negros como el de ayer y los que desgraciadamente todavía están por venir. ¿Cómo soportaría la sociedad española una muerte del terrorismo clásico cada semana? Una pregunta casi obscena para la reflexión de todos.

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