Como vivo todo el año en la playa, he decidido pasar unas mini vacaciones en Madrid, donde estas situaciones provocan envidia, sana entre mis amigos y de la que pica entre los demás. La envidia es el principal motor de las relaciones en nuestro país y mucho de ella hay entre quienes están atizando el fuego que consume a Bárcenas, a quien cuento como amigo, aunque no lo he visto ahora en Madrid. Sé por lo que está pasando y faltan palabras para darle ánimos.
Hace años un político prestó su silla a otro político de su tierra, pensando que así prolongaba su brazo político dirigiendo aquella tierra desde Madrid. Es un comportamiento habitual entre muchos dirigentes: en Corea del Norte, en Cuba, en Andalucía. El joven que heredó la silla, aunque ya con el respaldo de los votos, empezó a ejercer como presidente y rompió la red de influencias tejida por su antecesor, que era amigo de un influyente director de periódico nacional.
El heredero contó para su acción con una compañía sin relaciones con su antecesor. Así nació Orange Market, sucursal de FCS, de Special Events, de las empresas implicadas en el caso Gürtel, donde no hay financiación ilegal del PP.
Si todavía pueden seguir el hilo, el político que dejó su silla para ir a Madrid intentó por todos sus medios influir también en el nombramiento del tesorero del PP para poner a una persona de su confianza. Pero Mariano Rajoy prefirió la eficacia demostrada de Luis Bárcenas a otras aventuras imprevisibles.
Gürtel y Bárcenas no están unidos por el dinero ni por ninguna corrupción, sino por el mismo nexo de envidia y venganza. En algún periódico hay un interés muy especial en amplificar los dos casos, porque eso hará daño a un tercero, a quien quiere hacer un traje a su medida?
Es lo que tiene Madrid, que como es el centro es también donde se producen las luchas intestinas. No preguntes, que el tiempo te lo dirá, que no hay nada más bonito que saber sin preguntar. Un día de estos se lo tengo que contar a Bárcenas.
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