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¡Barco a la vista!

Elevad el ancla, desplegad velas y disfrutad del viaje a bordo del Titanic o del Juan Sebastián de Elcano. El Ayuntamiento de Sevilla acoge el Museo de Modelismo Naval Julio Castelo Matrán

el 06 jul 2010 / 18:23 h.

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Embarcación española Santa Ana (1784), hundida en La Habana tras 32 años de vida

La costa mediterránea de Águilas (Murcia) fue hace años el escenario en el que miles de personas alabaron al almirante general don Sebastián Zaragoza. Lo elogiaban desde la orilla, mientras el explorador, acompañado por decenas de embarcaciones locales, saludaba orgulloso a bordo del bergatín-goleta más elegante de Europa occidental. Era el mayor buque escuela de la Armada Española, construido en 1927. Su nombre: Juan Sebastián de Elcano.

Con esta anécdota, Águilas encierra en sí una parte fundamental de la historia naval; la misma historia que salvaguarda y amplía el Museo de Modelismo Naval de Julio Castelo Matrán, también nacido en el municipio mediterráneo al que fue a parar el buque escuela de acero. Con él, ahora el Juan Sebastián de Elcano ha arribado al Patio Mayor del Ayuntamiento de Sevilla. Y lo ha hecho también acompañado de otras cuantas embarcaciones, aunque esta vez no son locales: 32 maquetas reconstruyen a escala reducida los barcos más importantes de la historia naval creados entre los siglos XVII y XX. ¡Y qué reconstrucciones! Al Titanic nada más parece faltarle, allá en la proa, a Leonardo Dicaprio sujetando los brazos extendidos de su chica de primera clase...

Tal y como señala el autor de las 32 obras de arte, la primera pregunta que se viene a la cabeza cuando se observa el detallismo de cada barco es: ¿cuánto se tarda en montar uno de estos? La respuesta es rotunda: "Montar no, hacer." Sólo después viene la cifra: los más grandes, que tienen alrededor de 3.000 piezas, cuestan "tres meses de trabajo casi ininterrumpido, en jornadas de mañana y tarde." Y para que nadie dude de la palabra de Castelo Matrán, en la exposición se muestran las 3.000 piezas sueltas que configuran la superfragata norteamericana Constitution -"Las conté una por una", señala el autor-, representación de aquella que fue botada en 1797 y que hoy día continúa navegando. Una suerte que no conocieron la mayor parte de las embarcaciones que se presentan en el Museo de Modelismo Naval.

De entre las que desaparecieron, destaca en la exposición -por encontrarse junto a la puerta- la española Santísima Trinidad (1769), la única en el mundo construida con cuatro puentes completos de cañones que dispararon a bocajarro aunque sin éxito en la Batalla de Trafalgar. Allí fue desarbolada y capturada por los navíos ingleses, que intentaron remolcarla como botín de guerra hasta Gibraltar. La fortuna tampoco estaba con ellos, y la Santísima Trinidad se hundió a unas 25 millas al sur de Cádiz, donde permanecen sus restos. Del mismo modo, los navíos españoles San Felipe (1690), Santa Ana (1784) y Montañés (1794) acabaron en el fondo del mar por defectos en el casco, excesiva carga -ocurría sobre todo en los viajes inaugurales- o fatales golpes de mar.

Gracias al trabajo del autor Julio Castelo Matrán, la Fundación Mapfre recupera estas joyas del mar -del fondo o de la superficie-, y conmemora la primera circunnavegación por el mundo, allá por 1519, del explorador portugués Fernando de Magallanes.

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