Un año más, el prestigioso director de orquesta Daniel Barenboim tomó anoche la batuta ante un teatro repleto y marcó los primeros compases de algo más que un mero concierto: una sinfonía por la paz a base de notas musicales, en este caso las monumentales Sinfonías de Beethoven.
Fue en Jaén, plaza donde debutó el proyecto cívico-educativo-musical que ideó años atrás junto al desaparecido intelectual palestino Edward Said.
Barenboim sigue cada año acudiendo a la localidad sevillana de Pilas para encontrarse con un ramillete de jóvenes promesas musicales que tienen, además de su amor por la música, otro nexo en común: sus orígenes.
Se trata de músicos de origen árabe, judío y algunos españoles que, al tiempo que se forman durante unas semanas junto a este tótem de la batuta y sus colegas, se enriquecen en el conocimiento de la realidad del otro, del vecino con el que lleva años litigando, peleando, matándose incluso en nombre de la política o la religión.
La lección musical de Barenboim y su Taller del Diván resonó anoche alto y claro en Jaén, y hoy lo hará en la Mezquita-Catedral de Córdoba, sitio emblemático donde los haya por lo que de ejemplo de tolerancia y convivencia intercultural entraña.
Esta caravana musical por la paz pasará una vez más por Madrid y desde ahí emprenderá el vuelo hacia Latinoamérica, donde seguirá dando ejemplo.