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Bastante más blues que tomate en Los Palacios

La cuarta edición del festival palaciego Tomate & Blues consolida una cita que reunió a miles de aficionados en el parque de Los Hermanamientos.

el 05 oct 2014 / 12:00 h.

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Un grupo de animadoras disfrazadas de personajes de cuento repartían globos mientras tocaba el grupo Los Emblusteros Unas animadoras repartían globos mientras tocaban Los Emblusteros / A.R. Se despachó bastante más blues que tomate. Y eso que el festival tiene ya la experiencia acumulada de cuatro ediciones; que se celebra en la capital del bombón colorao –Los Palacios y Villafranca–; y que la cooperativa Las Palmeras, de la pedanía de El Trobal, había donado género para unas 5.000 tapas. Pero el tomate entra rápido, sobre todo mojándole pan y conversación, y regándolo con la cerveza que el bochorno de ayer solicitaba, mientras que el blues no entiende de prisas, pues le ocurre como al flamenco, que nació en la melancolía del trabajo sin horas, en la miseria ritual de los pobres. Tal vez por eso no quedaba tomate a media tarde, cuando terminaban de tocar Los Emblusteros, con Chema Núñez y Raúl Herencia, y todavía había de subir la mayoría de los platos fuertes al escenario del parque de Los Hermanamientos, que se fue llenando de gente no sólo del pueblo, sino de rincones de toda Andalucía paulatinamente, al ritmo de las guitarras y las armónicas. La asociación cultural Tomate & Blues, liderada por El Kale y otros compañeros de la taberna Ancá Domingo –su sede permanente todo el año– que no para de crecer en número de socios, tenía la garantía del éxito no sólo por los años precedentes, sino porque hace un mes, en la presentación del cartel, no había sitio en los aparcamientos del antiguo colegio Baquero, ni parecía haber hora de queda, en una antesala musical que muchos confundieron con el festival en sí. Ayer, desde antes del mediodía, cientos de aficionados paseaban ya, ataviados con las características camisetas negras de la asociación, por un parque que al rato resultó un picnic. El año pasado llovió y la gente huía de la yerba mojada, pero ayer el césped fue cómplice de neveras, fiambreras, tumbonas y mesitas de playa. Muchos grupos bajo los pinos, las encinas y los olivos, como en un día de campo o de romería, pero con aroma urbano y festivalero, con esa indolencia sabatina de quienes disfrutan del son lejano del country o de la conciencia tranquilizadora de que hoy amanecía domingo desde el principio. Había puestos de chucherías, de globos, de instrumentos musicales y de camisetas con el logo de casa, todo en acompasada armonía para que niños, adultos y mayores disfrutaran a su aire mientras los músicos, allá en el escenario, hicieran su labor: aportar la banda sonora como si nadie los escuchara, aunque danzaran por la pista central del parque amigos en círculo o payasos repartiendo sonrisas. Desde su primera edición, en 2011, cuando aún no era la asociación local sino la Casa del Blues de Sevilla quien organizaba el festival, son muchos los buenos artistas que han pisado el escenario del Tomate Blues, desde primeras figuras de la escena, como Mingo Balaguer y sus Intruders hasta el más joven y salvaje rock and roll del grupo sevillano Los Labios, pasando por nombres propios de prolongada carrera como Edu Manazas. El Tomate & Blues ha arraigado en este pueblo de la marisma del Bajo Guadalquivir como si lo hiciera a orillas del Misisipi, seguramente porque el ritmo caliente de la sangre sureña es el que marca la pauta de lo que parece sonar bien o no. Y ayer en Los Palacios todo sonaba bien, no sólo en el parque sino hasta donde alcanzaban las negras ondas de un género musical que aquí ha germinado sobresaliente en una chica con tanto talento que ayer no pudo participar, como el año pasado, porque tenía otros compromisos fuera: Dina Arriaza, la finalista del programa televisivo La Voz, que es conocida como la otra Amy Winehouse. Quienes sí tocaron, y largo y a gusto, que para eso estaban en casa, fueron los chicos de Funkata Groove Band, y hasta los No me pises que llevo chanclas, que aquí todos los músicos son colegas y más si Pepe Begines se deja querer, como ayer, en el césped y el escenario. El gentío se hizo con el parque en cuanto remitió el calor. Dio la sensación de que muchos esperaban agazapados en la entrada del pueblo para entrar en el parque en cuanto la temperatura lo permitiera. Quienes tenían su plaza en el césped no la soltaron, pero muchos recién llegados disfrutaron de Mr. Groovy and the blue heads, que alternaron temas propios y clásicos del rhytm and blues apreciados por el disperso respetable. Era de noche cuando aterrizaron bajo la carpa del escenario los grandes músicos de la Blues Band de Granada, con la voz grave de Pecos Beck capitaneándola. Es posible que Lolo Ortega –excomponente de la legendaria Caledonia Blues Band–, que cerraba la jornada de manera oficial, sea hoy el mejor guitarrista del blues nacional. Desde luego anoche todo el mundo lo creía a pie juntillas.

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