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¿Bautizo civil?

Saludo a todos los "bautizos" civiles que se le puedan ocurrir a la ciudadanía. Por ejemplo, aplaudo con alegría a todos los que ayer decidieron pasar por la "pila bautismal" de la urna.

el 16 sep 2009 / 03:54 h.

Saludo a todos los "bautizos" civiles que se le puedan ocurrir a la ciudadanía. Por ejemplo, aplaudo con alegría a todos los que ayer decidieron pasar por la "pila bautismal" de la urna. Votantes que decidieron serlo, que tenían la edad suficiente para optar, para apostar por aquello en lo creen. Ignoro si la metáfora ceremonial molestará a alguien, como hipócritamente ocurre cuando se llama "bautismo civil" a la ceremonia laica con la que se da la bienvenida a los bebes cuyos padres no son creyentes o, simplemente, prefieren que sus hijos decidan sobre sus creencias cuando tengan edad y madurez para hacerlo. Con rubor democrático he visto como estos días han surgido distintas voces que cuestionaban, a veces con mal tono o bromas de pésimo gusto, que los padres decidan encontrar nuevas una fórmulas para dar la bienvenida social al niño o la niña, reunir a los amigos y, juntos desearles suerte.

Es paradójico que esa sorna y falta de respeto llegue de creyentes, miembros de la Iglesia Católica que olvidan sin pudor que fue el cristianismo y el catolicismo el que se apropió de rituales paganos o fiestas populares que estaban enraizadas en la naturaleza, para convertirlos en ceremonias propias. De igual forma que construyeron encima de lugares sagrados para otras creencias. Por eso, quienes tienen esta historia deberían cuidarse de criticar a los que desde su intimidad familiar deciden "reinventar" la celebración del inicio de la vida, o de la pubertad, o del emparejamiento con fiestas alternativas y que les llamen como quieran.

Es verdad que la ciudadanía, creyente o no, participa en los rituales socioreligiosos de forma mayoritaria. Durante los años de la dictadura casi a la fuerza; después porque no hacerlo te marcaba y luego porque te privaba de una fiesta familiar. Pero eso cambia, poco a poco, y la opción personal, como en las votaciones, empieza a tener importancia. De ahí que molesten tanto posiciones como la de Cayetana Guillén Cuervo, actriz y madre, que le dio a su hijo una ceremonia laica y democrática que algunas mentes estrechas se atreven a calificar de ridícula.

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