Hace cien años, tal día como hoy, los restos mortales de los hermanos Bécquer eran depositados en la Iglesia de la Anunciación, en el Panteón de los Sevillanos Ilustres, justo un día después de que fueran trasladados desde Madrid a Sevilla. Llegaron a la estación de Córdoba el 10 de abril de 1913 a las 7.40 horas, pero la fuerte lluvia de aquella jornada obligó a refugiar la comitiva en la Iglesia de San Vicente, por lo que pasaron la noche en la Capilla de las Siete Palabras. Gustavo Adolfo Bécquer falleció y fue enterrado en Madrid en 1870, pero más de cuatro décadas después, sus herederos, ayudados por un grupo de intelectuales sevillanos, quisieron cumplir el deseo del poeta romántico de reposar eternamente en la capital hispalense.
A finales del pasado año, el Ayuntamiento se comprometió en pleno a apoyar la celebración de este centenario, para el que se había previsto un conjunto de ambiciosos proyectos y actos, entre ellos, la recuperación de la Venta de los Gatos como museo dedicado a su figura y a los poetas sevillanos, la colocación de un cenotafio junto al río en su memoria y la organización de una red de ciudades becquerianas, que explotarían turísticamente su legado literario. Nada se ha empezado.
La Asociación Con los Bécquer en Sevilla es la impulsora de esta efemérides, para la que ha preparado diversas actividades. Ayer celebró unas visitas literarias al Panteón de los Sevillanos Ilustres, y hoy realizará una ruta por los enclaves significativos en la vida y la obra del poeta.
La secretaria de esta asociación, Pilar Alcalá, lamentaba ayer en declaraciones a El Correo el escaso interés manifestado por el Consistorio que, eso sí, les ha ayudado a publicitar los actos de estos dos días. Aún no se ha hecho nada de lo aprobado en pleno. Imagino que en las administraciones estas cosas serán muy lentas, pero necesito hablar con la delegada de Cultura, Mar Sánchez Estrella, para saber qué va a pasar. Y es que ninguno de los compromisos asumidos por unanimidad por los grupos municipales se ha llevado a cabo. Ni siquiera se ha sacado a concurso aún la colocación del monolito dedicado a Bécquer junto al río, una de las últimas voluntades manifestadas por este sevillano universal.
En cuanto a la Venta de los Gatos, la más compleja de todas sus propuestas, presenta como principal dificultad que su dueño no quiere venderla, ya que en la actualidad la emplea como aparcamiento de motocicletas. La situación de este legendario ventorrillo es lamentable. Permanece cerrado e incluso se ha tapado con pintura la lápida que recordaba que allí se desarrollaba una de las más famosas leyendas becquerianas.
Nos gustaría recuperar ese espacio para la memoria del poeta, pero sin apoyo es difícil, comentaba la portavoz de la asociación,
La efemérides también generó debate político ayer. El PSOE criticó ayer la inacción del Gobierno local, mientras que el Consistorio respondió recordando que ya festejó el 175 aniversario y asegurando que hay previstas otras actividades de la Casa de los Poetas y que en breve se colocará una cruz de mármol blanca junto al río.
Pero mientras el Ayuntamiento busca ubicación, un grupo de ciudadanos, capitaneados por Luigi Maráez, han demostrado que la sociedad civil, cuando quiere, deja atrás a los políticos, y ha colocado ya su cruz de mármol en honor al poeta, junto a la entrada del Alamillo por San Jerónimo.
