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Bellver y su salón de los horrores

Philippe Bianconi está tocando el piano en la sala Molière de Lyon, fue el año pasado. Está interpretando la Kreisleriana de Schumann. Acabo de escuchar su carnaval que Liszt fue el primero en tocar en público.

el 16 sep 2009 / 00:12 h.

Philippe Bianconi está tocando el piano en la sala Molière de Lyon, fue el año pasado. Está interpretando la Kreisleriana de Schumann. Acabo de escuchar su carnaval que Liszt fue el primero en tocar en público. Me pongo a pensar oyendo esto. ¡A mí que más me da que la mugre esté a punto de llegar al portal donde vivo! Cuando las cosas se ponen difíciles hay que oír música y encerrarse en casa. "Ma maison, c'est mon chateau".

Pero un tal Bellver, un señor con pinta de menestral, no piensa lo mismo. Y se deja fotografiar en el salón de su casa, una especie de cámara de los horrores del costumbrismo decimonónico sevillano. No es Pilar Citoler que con buen gusto ha reunido la colección de arte moderno más envidiable que hay en España. Este señor aparece ufano rodeado de cornucopias, niñosjesuses desnuditos, sillones espantosos, bargueños que no ocultan nada y lámparas de araña con su tela. Y tras todo eso aparece un Bacarissas y demás pintores del costumbrismo sevillano. Y el señor está molesto porque el Ayuntamiento de Sevilla tarda mucho en tasar la colección. Pero vamos a ver, ¡este Bellver es un mecenas o un marchante!

Lo suyo es que los expertos inventaríen la pintura que tenga interés. Y encontrarla en el siglo XIX sevillano no es fácil. Esos cuadros que los entregue a la ciudad para que veamos un poco de arte de colores. Y los muebles y artículos varios que los manden a la casa del pregonero del gato o de sus amigas enjoyadas. Que se queden con los arcones repujados y demás casquería mobiliaria del mal gusto decimonónico del burgués. Las meriendas tan lujosas que van a montar. Eso si que es rentabilizar el arte.

Pero, lo pido por favor, que no nos quedemos con todo lo que aparece en las fotos del donante inoficioso. Que se quede otro ese almacén de muebles espantosos. Estoy dispuesto a pagar mi parte de los cuadros si alguien se queda con las cornucopias y los niñosjesuses con su camisita y su canesú.

Que monten un cadalso, una pira, en la puerta de mi casa y que nos quemen juntos a los muebles de Bellver y a mis huesos irreverentes con el XIX sevillano. Matamos dos pájaros, strictu sensu, de un tiro.

Abogado. crosadoc@gmail.com

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