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Bendiciones para el Templete

El Templete de la Cruz del Campo, enclavado en la calle Luis Montoto, fue bendecido por el cardenal tras su reciente rehabilitación, afrontada por Heineken España y el Ayuntamiento. Hubo cánticos, discursos y lo más importante: un monumento que ha recuperado su esplendor.

el 15 sep 2009 / 02:18 h.

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El Templete de la Cruz del Campo, enclavado en la calle Luis Montoto, fue bendecido por el cardenal tras su reciente rehabilitación, afrontada por Heineken España y el Ayuntamiento. Hubo cánticos, discursos y lo más importante: un monumento que ha recuperado su esplendor.

Algunos no se fiaban de la cita de ayer después de lo sucedido en plena vorágine electoral, cuando se anunció una bendición que nunca se produjo por problemas de agenda, se adujo. Y ello dejó entonces compuestos y sin cardenal a varios grupos de sevillanos, atraídos por la buena nueva.

Pasadas las elecciones y, sobre todo, la Semana Santa, ya no había obstáculo para citar a los tres poderes clásicos por excelencia: el eclesiástico, el civil y el empresarial. Y tampoco, claro está, faltó el otro, el ciudadano, que arropó el acto insuflándole el calor necesario.

El Templete de la Cruz del Campo, antiguo humilladero mandado erigir por el asistente de Sevilla Diego de Merlo en 1482 en un promontorio desde el que se divisaba el casco histórico de la urbe, no merecía menos.

Apocado por las construcciones contemporáneas y el arbolado, se ha llevado sin pena varios años, ennegrecido y agrietado, hasta que Heineken España -la cervecera que todavía usa el monumento como logotipo en sus botellas y latas junto al Gambrinus- y el Ayuntamiento de Sevilla alcanzaron un acuerdo para rehabilitarlo.

Los trabajos, desarrollados desde después del verano, concluyeron en febrero tras una inversión de unos 350.000 euros, los mismos que le han devuelto su esplendor. No por menos se concitaron ayer el presidente de Heineken España, Carlos de Jaureguízar, el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, y el cardenal de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo.

Bendición y cánticos. Este último procedió a bendecir el humilladero en clara apelación a la función religiosa que tenía esta construcción en origen, cuando los viajeros que llegaban a la ciudad se santiguaban y daban gracias por llegar sanos y salvos. Asimismo, fue desde antiguo epicentro de un piadoso viacrucis que, por ejemplo, en 1957 llegó a concentrar a 25.000 personas.

El acto no gozó de tanta popularidad, pero sí tuvo el boato que se merece, contando incluso con la actuación musical de la Coral San Felipe Neri. De ello se encargó la Pía Unión, la hermandad que custodia el humilladero y que hace ya años dio la voz de alarma ante su deterioro.

Hoy día, el monumento, que está catalogado como Bien de Interés Cultural, luce una enésima juventud -han sido numerosísimas sus rehabilitaciones casi desde su construcción- en la que resaltan las pinturas e inscripciones recién halladas en la cara interna de la cúpula bajo capas y capas de cal. En ellas hay un mensaje en letras góticas sobre su construcción, y otro peor conservado del que se han rescatado tan sólo palabras sueltas.

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