Los escoltas de Benjumea destacaron en el juicio por el presunto espionaje a las cajas que el ex presidente de la Caja San Fernando "nunca" les dijo que se sentía vigilado. El secretario de organización del PSOE reiteró que la noticia de El Mundo era falsa.
La primera semana del juicio por el presunto espionaje a las cajas sevillanas se cerró con la declaración de dos escoltas del ex presidente de la Caja San Fernando, Juan Manuel López Benjumea, quienes aseguraron que éste "en ningún momento se dirigió a nosotros para decirnos que se sentía vigilado".
Uno de ellos explicó al juez del Penal número 3 de Sevilla que "no registraron seguimientos porque en tal caso lo hubiéramos registrado en un parte", a lo que añadió que "no reflejaron" en estos partes de trabajo "ningún incidente reseñable".
De esta forma, el primer escolta afirmó que el único incidente destacado fue el 24 de septiembre de 2001 en el restaurante La Raza, donde Benjumea acudió a un encuentro con José Manuel Benedicto, gerente del club Caja San Fernando, y en el que detectaron la presencia del presunto espía, Antonio Castellano. Así, relató que a su llegada éste se encontraba ya en el local y que cuando volvían a la sede de la caja recibieron una llamada de un compañero alertando del sospechoso.
Los escoltas volvieron al lugar y vieron a Castellano pasar en su coche, del que tomaron la matrícula. Fue entonces cuando al segundo escolta le llamó la atención sobre este hombre "porque en junio lo había visto frente a la puerta del garaje de la sede central de la caja mirando cómo entraba el coche oficial".
De igual modo, el jefe de la Brigada de Información de la Policía aseveró que durante los quince o veinte días que investigaron el caso en octubre de 2001, tras recibir la denuncia oficial de Benjumea, "no detectaron absolutamente nada" que fuera sospechoso en el entorno del ex presidente de la caja y descartaron "fehacientemente" que se tratara de la banda terrorista ETA.
Desagradable. En la sesión también estaba citado a declarar como testigo el secretario de organización del PSOE-A, Luis Pizarro, a quien El Mundo -además de al presidente de la Junta Manuel Chaves- atribuyó la responsabilidad del presunto espionaje en una noticia publicada el 29 de noviembre de 2001.
Pizarro reiteró ante el juez que dicha información "era totalmente falsa" y recordó que así se lo comunicó al redactor jefe del diario, Francisco Javier Caraballo, cuando lo llamó la noche antes de la publicación para comentarle que al día siguiente saldría en el periódico.
El dirigente socialista calificó de "desagradable" el día que leyó la noticia en el citado diario, asegurando que está "acostumbrado a recibir críticas a diario, pero no a que se me acuse de algo que nunca hubiese hecho". Pizarro reconoció que "fue muy duro porque uno es humano, tiene mujer e hijos, y algo así crea una gran desazón".
El socialista también recalcó que "no es su estilo ni el del PSOE emplear este tipo de prácticas para intentar ganar en una asamblea", en referencia a la renovación de los cargos de las cajas que se realizaba por aquella fecha. Pizarro resaltó al juez que es "obvio" que entre él y Benjumea "había diferencias muy importantes" derivadas de la aplicación de la Ley de las Cajas en la fusión de El Monte y San Fernando.
El juicio se reanudará el lunes de la semana que viene, en la que se celebran otras tres sesiones. A lo largo de las mismas declararán los peritos que analizaron la cinta usada como prueba por El Mundo, y en la que el supuesto espía decía "entre Pino, Pizarro y Chaves me han mandado seguir a Benjumea", además de su visionado.
El PSOE acusa al ex presidente de la caja, al detective Joaquín Corpas y a los periodistas Francisco Rosell y Francisco Javier Caraballo de un delito de injurias graves con publicidad.
