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Berlín premia el auge del cine en blanco y negro

el 18 feb 2012 / 21:16 h.

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os directores italianos Vittorio Taviani (d) y Paolo Taviani (i) posan para la prensa tras recibir el Oso de Oro por su película "Cesare deve morire".
Berlín ha querido premiar toda una vida consagrada al cine entregándole su codiciado Oso de Oro a los hermanos Taviani: tras 20 años de sequía, Italia ha vuelto a abrazar el éxito en la capital alemana.


Los octogenarios, que saltaron a la fama con Padre Padrone, se presentaron en esta Berlinale con César debe Morir, una obra en blanco y negro que demuestra la buena salud de este tipo de cine. Como su propio nombre deja claro, Shakespeare es el protagonista invisible de esta historia en la que un grupo de presos ponen Julio César sobre las tablas.

Durante sus premiosos agradecimientos (los Taviani suman entre los dos nada menos que 164 años), han reconocido que estaban muy contentos por haber recibido este premio con la unanimidad del jurado. Paolo y Vittorio han agradecido a Shakespeare "sus palabras, siempre sublimes" y a la Berlinale "su fuerza y energía".

En César debe Morir, el blanco y negro da profundidad y dramatismo a la historia y deja claro, así, que vuelve a ser una tendencia en auge, como están demostrando películas de la talla de The Artist. Tabú, otra de las delicatessen de esta Berlinale, lo ha confirmado con una historia con dos partes muy marcadas que narran los últimos días de una anciana portuguesa y su juventud en África.

Su director, Miguel Gomes, ha recibido el premio Alfred Bauer a la innovación artística. Gomes ha ironizado con el premio asegurando que pretendía hacer "una película tradicional" y ha dedicado el Oso de Plata a todos los grandes directores portugueses como Manoel de Oliveira, que "consiguieron hacer películas independientes del poder político y económico".

Mike Leigh, presidente del jurado, ha asegurado que la elección de los premios ha sido muy reñida. Tanto, que han decidido hacer una mención especial a Sister (Ursula Meier), a la que han otorgado un Oso de Plata. Leigh ha asegurado que es una película "dramática, creada con mucha imaginación y dirigida brillantemente".

El cine danés ha sido otro de los grandes triunfadores de la noche. Dos Osos de Plata han ido a parar a A Royal Affair por mejor guión y mejor actor, Mikkel Boe Fosgaard. La película rinde tributo a Struensee, médico y asesor del rey danés, que luchó en su país por los principios ilustrados que en 1768 se extendían por toda Europa.

Jake Gyllenhall, protagonista de Brokeback Mountain, se ha encargado de dar la nota de humor durante la gala con sus constantes bromas con la presentadora de la entrega de premios, la humorista Anke Engelke. Gyllenhall le ha dado el premio de mejor actriz a Rachel Mwanza (War Witch), que se ha emocionado tanto que casi ha saltado de alegría, aunque no tan efusivamente como Roberto Benigni.

Por su parte, Barbara Sukowa, ha sido la encargada de darle la gran alegría al cine alemán: Christian Petzold ha recibido el Oso de Plata a mejor director por Barbara. La película narra el intento de su protagonista por escapar de Alemania Oriental para encontrarse con su amante al otro lado del Muro.

Asghar Fahardi, que el año pasado, ganó el Oso de Oro por "Nader y Simin, una Separación", le entregó el Gran Premio del Jurado a Bence Fliegauf por su película Just the Wind. Fliegauf dedicó su premio a todas esas "bellísimas personas que trabajan altruistamente por otras personas", en este caso, los trabajadores sociales.

Por último, el célebre fotógrafo y director holandés Anton Corbijn, que ha estado presente en esta Berlinale con un documental sobre sí mismo, ha sido el encargado de darle el Oso de Plata al logro artístico excepcional a White Deer Plain (Lutz Reitemeier), una película china que refleja el colapso del gran imperio asiático.

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